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1 agosto, 2014

Phuket, días de playa

Desde el aeropuerto de Chiang Mai cogimos un vuelo destino Phuket y después de casi dos semanas intensivas de viaje teníamos muchas ganas de llegar a esas maravillosas playas e islas que tanto habíamos leído y visto en algunas películas (como la de “La Playa” de Leonardo Dicaprio). Estos destinos ya no son un secreto y sus playas se llenan de mochileros, turistas, viajes de luna de miel y todo tipo de visitantes. Nosotros decidimos alojarnos en Patong, la ciudad más turística y habitada al oeste de la isla. Tenemos que reconocer que Patong es un auténtico descontrol, y aunque hay otros destinos igual de artificiales, Patong no disimula. Abundan los spas, el marisco, los cabarés, el boxeo tailandés y sobre todo la fiesta cuando baja el sol.

Elegir viajar en temporada baja o “época de lluvias” a Tailandia es un poco arriesgado pero no imaginábamos que los dos primeros días no pararía de llover y apenas podríamos movernos del hotel. Después de tanto soñar empezamos a verlo todo más negro que las nubes que tapaban el cielo sin descanso y todos nuestros planes parecían quebrarse en mil pedazos.

El tercer día no amaneció lloviendo (aunque sí nublado) y decidimos coger un taxi para visitar algunas playas del sur de la isla (Karon Beach y Kata Yai). Esta época es totalmente recomendable para los amantes del surf, ya que la mayoría de la playa estaba repleta de surferos y las olas tenían una altura importante. En esta isla y con bandera roja nos atrevimos a darnos el primer baño. De regreso a Patong, y después de cenar nos dirigimos a la famosa “Bangla Road”, aquella calle que sale en todos los documentales de Tailandia. Una vez que te adentras en la calle puedes ver todo tipo de bares con “señoritas” bailando encima de las barras, habitantes locales con animales exóticos para hacerte fotos, travestis y gente disfrazada (parecía carnaval en algunas zonas). Otros te ofrecen diversos shows como los de ping-pong (de mujeres ligeritas de ropa, por supuesto) y millones de bares en toda la calle. Nosotras decidimos tomarnos un cocktail en uno de ellos y ver el ambiente. Desde nuestro punto de vista, Bangla Road o la calle del “bullicio” es algo curioso de ver, mucha fiesta y mucho turista pero a pesar del descontrol no te da sensación de estar en un sitio peligroso (hay que resaltar la amabilidad y el respeto de los tailandeses) aunque nosotras sentíamos que no encajábamos muy bien en este tipo de “fiesta”. Los tuk-tuk en Patong están llenos de luces de neón y música a todo volumen para desplazarse por la ciudad como si estuvieras en una “discoteca móvil”.

El cuarto día decimos ir a la playa de Patong por la mañana y juntarnos con el resto de viajeros que venían de Chiang Mai. Qué gran momento el reencuentro!!

El quinto día amaneció soleado y decidimos contratar un taxi por nuestra cuenta (7,50 euros la hora) para pasar el día recorriendo la parte centro y sur de la isla. Comenzamos con las maravillosas vistas de Kata Beach (foto) y Phromthep Cape en las que se nos fue prácticamente toda la mañana. A continuación vimos una playa llena de barquitas de madera en la que decidimos parar y darnos el primer baño con sol (no imagináis lo que lo necesitábamos) y aprovechamos para hacer algunas fotos. Después subimos a ver el Big Buda desde donde se hace visible casi toda la mitad de la isla. A pesar de haber visto muchos Budas en todo el viaje, en éste vimos un encanto diferente, principalmente por su gran tamaño.

Para terminar con el tour visitamos el templo de Chalong y la ciudad de Phuket. De vuelta a Patong y en el último momento reservamos la excursión del día siguiente (cruzando los dedos para madrugar y ver el sol)…

El sexto día nada más salir de la cama fui directa al balcón y tras ver un sol resplandeciente bajamos a desayunar con una gran sonrisa. Nos recogieron en el hotel y fuimos al otro lado de la isla para coger el barco destino a la Isla de James Bond, donde se rodó la película “El hombre de la pistola de oro”. Comenzamos la ruta con 45 minutos de barco llegando a un lugar con unas vistas impresionantes y muchas islas (nuestra boca no se cerraba y casi gastamos la batería de la cámara nada más empezar). Llegamos a la isla de Panak y Hong donde montamos en canoa y atravesamos las cuevas por debajo. Pudimos ver el efecto de la erosión en las rocas, con formas de diamantes y elefante. El techo estaba lleno de murciélagos. Después comimos en el barco y navegamos hacia la maravillosa isla de James Bond donde apenas pudimos bajarnos 45 minutos, y aunque se pasa volando disfrutamos como auténticos enanos. De vuelta paramos en la isla de Nakae donde los más atrevidos nos dimos un buen chapuzón en mitad del mar, y la sensación de lanzarme del barco y bañarme con esas maravillosas vistas no se puede explicar con palabras. Me gustaría agradecer la amabilidad y alegría de todos los trabajadores que ayudaron a que ese día fuera inolvidable. De vuelta al hotel salimos a cenar y a tomar un gin en el Irish Pub, que tan buenos momentos nos ha hecho pasar.

El séptimo y último día lo dedicamos a descansar, hacer las últimas compras, bajar a la playa, tomar el último coco, disfrutar de la piscina y hacer las maletas. La diferencia de precios en comparación con las ciudades anteriores es bastante notable y se hacen caras las cosas en la isla.
Han sido tres semanas en las que hemos podido compartir grandes momentos, muchas risas, aventuras, comidas, planes, experiencias de las que podría decir muchas cosas, pero con una las resumo todas: INMEJORABLES.

Me gustaría agradecer a los autores del blog, en primer lugar por dejarnos formar parte de esta aventura (aún recuerdo como comenzamos a planearlo en una cafetería de Murcia) y también por dejarme aportar estas batillas. También agradecerle el esfuerzo y entusiasmo a nuestra maravillosa guía Hanna (sin ella los planes no saldrían siempre redondos). Y ya no me enrollo más…Hasta pronto Kapuncas!!

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30 julio, 2014

De vuelta a Chiang Mai: Parte 2

Día 5
Después de 5 días en Chiang Mai, las chicas nos dejaron para tener unos días de playa en el sur. Los cuatro que quedamos nos tomamos el día con calma. Cogimos un song-thaw para ver algunos templos en las afueras de la ciudad, y luego a un pequeño lago donde los habitantes van para relajarse un poco y bañarse (con la ropa puesta). Comimos allí al lado del lago, el chiringuito servía la comida en nuestra propia cabañita de bambú. El camarero no hablaba ni UNA palabra de inglés ni entendía nuestros intentos de thai… Pero afortunadamente nos trajo lo que habíamos pedido (arroz con verduras, mai pet – no picante).

Uno más de los templos de Chiang Mai

Uno más de los templos de Chiang Mai

Comiendo junto al lago

Comiendo junto al lago

Paseando por el lago

Paseando por el lago

Día 6
Este día Raúl y yo nos quedamos por Chiang Mai de relax, a clase de yoga que nos habíamos apuntado al principio de la semana y de masaje… Los padres de Raúl se fueron a hacer una excursión interesante para ver un poco la vida rural. Incluía visitas a varios pueblos, probar a sembrar arroz (se pusieron de barro hasta las rodillas!) y, lo mejor, una clase de cocina en una típica casa de pueblo thai. Por lo que nos contaron la comida salió muy buena! Esperamos probarla ya en casa…

El cocinero thai en acción

El cocinero thai en acción

Plantando arroz

Plantando arroz

Día 7
Para este día habíamos reservado una excursión al parque nacional de Doi Inthanon, que alberga el pico más alto del país, y fue un día genial. Pagamos un poco más para hacer un tour un poco diferente y fue un acierto. Nuestro pequeño grupo consistía de nosotros cuatro y dos francesas. El guía, un chico joven exmonje, hablaba bien el inglés y sabía mucho de las plantas y por supuesto del budismo e hizo que la excursión fuera muy interesante. Después de dos horas en el coche llegamos a la primera parada, un pequeño pueblo Kalean. Allí probamos un café que se recogía y tostaba en el mismo pueblo. También pasamos por un colegio. El guía nos explicaba las dificultades que tenían las minorías étnicas en Tailandia, aunque el gobierno ahora está haciendo un esfuerzo para que preserven su cultura.

Con nuestro guía

Con nuestro guía

Nada como un buen café local para comenzar la excursión

Nada como un buen café local para comenzar la excursión

En la montaña más alta de Tailandia

En la montaña más alta de Tailandia

Café recién hecho

Café recién hecho

 

Después estuvimos andando casi 2 horas, entre pueblos, arrozales y bosque. El guía hacía de traductor de un hombre del pueblo que sabía mucho de plantas y animales. Probamos algunas delicias de la jungla, algunas cosas sabían mejor que otras… Al final del trekking había por supuesto… una cascada! Pero esta vez éramos los únicos allí para disfrutarlo.

Cascada

Cascada

Arrozal

Arrozal

Luego seguimos un rato más en el coche y llegamos a las Pagodas del Rey y de la Reina. Después del almuerzo se había nublado todo y las vistas no fueron nada buenas. Pasamos por dentro de una de las pagodas y el guía nos contaba muchas cosas interesantes del budismo. Un poco más tarde subimos a lo que es el sitio más alto de Tailandia, 2565 m (lo supimos porque había un cartel, está en medio del bosque y no hay nada de vistas). A la vuelta pasamos por un bonito camino por un bosque “de nubes” (cloud forest). Que a diferencia del Rain Forest está situado siempre a gran altura. Era como pasar por un bosque encantado…

Pagoda del Rey

Pagoda del Rey

Un precioso (y tranquilo) bosque

Un precioso (y tranquilo) bosque

Días 7-10
Después de una semana nos quedamos solos en Chiang Mai ya que la segunda tropa también se fue a la playa. De estos días no hay mucho que contar aunque fueron unos días muy agradables para nosotros… Seguimos con el yoga, dándonos algunos masajes, comiendo bien pero muy bien… Volvimos a visitar el mercadillo de sábado noche. Descubrimos nuevos rincones de la ciudad y nuevos templos. Estuvimos investigando las mil cosas raras que venden en un supermercado thai. Buscamos el mejor capuccino de la ciudad y creo que lo encontramos, pero este secreto lo guardamos para nosotros jeje. Ah, y nos fuimos a cortar el pelo… Me encanta como la gente thai convierte hasta cualquier tarea en una ritual. Para lavarnos primero el pelo estuvieron como media hora. Creo que nunca en la vida habíamos tenido el pelo tan limpio. Te echaban mil cosas diferentes y luego un masaje de la cabeza más bueno.

La dura vida del mochilero

La dura vida del mochilero


Nos despedimos de Victor y Top Garden (¿hasta otra vez, quizás?) y cogimos un tuk-tuk al aeropuerto… Enseguida vimos nuestra cola de facturación (la más ruidosa y desorganizada). Nosotros y otra pareja de mochileros éramos los únicos extranjeros – y nadie hablaba inglés. En ese momento nos asustamos un poco… Próxima entrada desde Huangzhou, China!

Precios medios:
Eco-tour de turismo sostenible a Doi Inthanon con comida: unos 40 euros
Corte y un super lavado de pelo: 5 euros
Dos horas de masaje increíble en Lila, un sitio muy profesional y recomendado: 12 euros

28 julio, 2014

De vuelta a Chiang Mai : Parte 1

De Sukhothai cogimos otro autobús hacia el norte, aprox.350 kms y 5,5 horas en autobús. Poco a poco se veía cambiar el paisaje, más montaña y casas típicas de algunas etnias del norte.

Hace casi tres años estuvimos poco más de una semana en Chiang Mai y nos quedamos encantados. Aunque el tiempo fue más fresquito, seco y agradable la última vez (fue en noviembre), Chiang Mai nos sigue gustando.

Esta ciudad de 150 000 habitantes es como un tienda de chuches, o más bien un supermercado bien abastecido, para el mochilero. Hay de todo para todos los gustos:

  • Eco-trekking y turismo sostenible en la jungla y en la montaña
  • Rafting, tirolina, escalada etc
  • Campamentos de elefantes y tigres rescatados.
  • Muchos templos (la mayoría con entrada gratis)
  • Cursos de yoga, meditación, de cocina, de tailandés, de masajes.
  • Pequeños establecimientos de masajes en cada esquina que ofrecen una hora de masaje thai por alrededor de 4 euros.
  • Restaurantes de todo tipo (muchos vegetarianos jeje) y para todos los bolsillos, desde sitios internacionales muy cool y pequeños puestecillos en el mercadillo nocturno donde puedes comer un plato de pad thai por menos de un euro.

Todo está muy bien de precio; alojamiento, actividades y comida, y la relación calidad-precio probablemente lo mejor que hemos visto hasta ahora en nuestros viajes. Los vendedores y conductores de tuk-tuk son menos pesados aquí que en otros sitios en Tailandia donde te pueden agobiar bastante.

El único inconveniente es que está un poco lejos del mar, 700 kms, y el tráfico puede ser bastante horrible.

Bueno, ya os he explicado porque nos gusta tanto Chiang Mai, no os sorprendáis si algún día volvemos por tercera vez.

Y por fin, ya voy a dejar a promocionar Chiang Mai como destino turístico y vamos con el relato de nuestros días aquí:

Nos quedamos en pequeño hotel, el Top Garden Boutique, donde ya nos habíamos alojado una vez. Victor, el amable dueño, y su mujer nos ayudaron a organizar todas las actividades de la semana.

Entrada al nuestro acogedor hostal

Entrada al nuestro acogedor hostal

Día 1
El primer día hicimos un poco de turismo urbano por Chiang Mai, visitando los principales templos de la ciudad y por la noche conociendo el Saturday Night Market, que como podéis deducir solo se hace los sábados. Es una locura de mercadillo, donde puedes encontrar de todo; desde las típicas baratijas para turistas que puedes encontrar en cualquier sitio de Tailandia, hasta artesanía de verdad a precios muy interesantes. También hay todo tipo de comida de calle; cucarachas fritas, un dulce que parece alquitrán, cocos frescos y el postre favorito, mango sticky rice (arroz pegajoso con sabor dulce y rodajas de mango).

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Día 2
Para el domingo habíamos reservado para los seis una aventura en lo alto de la jungla. Fue todo un acierto! En Chiang Mai hay varias compañías que ofrecen tirolina en la jungla. Escogimos una llamada Eagle Track que nos recomendó Victor y estaba muy bien. Durante dos horas hicimos un recorrido por la jungla, pasando por 16 tirolinas de varios tamaños, puentes colgantes y saltos de hasta 30 metros. Después como prueba nos dieron una camiseta y un diploma (y el almuerzo, ya que después del subidón de adrenalina teníamos hambre aunque solamente eran las 11 de la mañana). Hay que reconocer que esta compañía era bastante más profesional que “la Experiencia Gibbon” que hicimos en Laos hace 3 años.

Aquí había una cuerda de seguridad, cascos y 4 monitores para nuestro pequeño grupo de 14 personas mientras que en Laos era más bien “bajo tu propia responsabilidad” y el guía (un chiquillo de 14 años) nos dejó solos en medio de la jungla. Bueno, ya después de sobrevivirlo, daba por supuesto una sensación de logro bastante grande, aunque no nos hubieran dado un diploma.

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El equipo al completo

El equipo al completo

Día 3
Algunas se quedaron por la ciudad haciendo compras (cuidado con las pastas de dientes, en Tailandia las hay saladas!!) y viendo más templos. Otros hicimos una excursión de unas horas a Doi Suthep, uno de los templos más importantes del Norte, situado en las montañas al noroeste de la ciudad con buenas vistas. Es uno de los pocos que cobran entrada a los extranjeros, pero por 80 céntimos no deberías dejarlo pasar. Aún después de haber visto bastantes templos en estas últimas semanas, éste nos pareció muy interesante. Quizás por su localización, por su estupa dorada o por los 300 escalones que llevan hasta allí…

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Templo Doi Suthep

Después el Song Thaw (medio de transporte por excelencia en el Norte), nos llevó a un pueblo Hmong (una de las etnias del Norte) más alto en la montaña (ojo con las curvas!!). Nos soprendió bastante, ya que nos habíamos esperado una cosa bastante turística y aunque siguió siendo turística, era un pueblo muy tranquilo, las vistas preciosas y un descanso del bullicio de la ciudad.

Pueblo Hmong en la montaña

Pueblo Hmong en la montaña

Día 4
¡Ya tocaba otra aventura! Para el cuarto día reservamos otra excursión, y por lo que vimos, una bastante popular, porque todo el mundo lo ha hecho o lo quiere hacer. Incluye un poco de todo, te lo pasas genial y sale muy bien de precio. El día fue más o menos así:

Primera parada de 15 min: granja de orquídeas y mariposas. Allí ves flores muy bonitas y aprovechas para ir al baño.

Dos manchegas en elefante

Dos manchegas en elefante

Luego llegamos al campamento de elefantes, donde de dos en dos subes a un elefante desde una plataforma y te dejas llevar por él durante media hora o así por un camino de tierra, pasando por un paisaje muy sereno. (No seas tacaño y cómprale la bolsa de plátanos que vende una señora nada más bajar del song thaw. Tu elefante va a pedir pequeñas recompensas con su trompa todo el rato). Habíamos escuchado acerca de abusos de animales en Tailandia. En este campamento de elefantes rescatados, por lo que vimos, los animales parecían estar bien cuidados, aunque un poco aburridos quizás. También vimos a los voluntarios que pasan el día (o varios) en el campamento, alimentando y lavando a los elefantes, y parecía una cosa que nos gustaría hacer un día.

Después de los elefantes, almuerzo. Unos noodles vegetarianos que venían envueltos en una hoja de árbol (así no tenían que fregar después). Luego tocaba una ruta de senderismo de aproximadamente una hora. No eran muchos kilómetros, pero el camino cruzaba varias veces el mismo río, a veces por puentes de bambú, otras veces un tronco y algunas piedras… Nuestra guía, una chica de 17 años o algo así, en sus Converse, nos metía buenas prisas para llegar a la cascada. Allí nos pudimos bañar (el agua no está nada caliente, pero después de caminar con aquel sol y humedad, daba un gusto…)

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Senderismo Chiang Mai

Volvimos por el mismo camino y nos preparamos para el rafting. Después de una mini clase, nos subimos a la barca los seis más el monitor. Lo pasamos genial y nos mojamos mucho. Luego llegamos a un sitio donde el agua corría menos y nos cambiamos de medio de transporte a una pequeña barquita de bambú (básicamente unos troncos de árbol atados con una cuerda).

En la balsa listos para el rafting

En la balsa listos para el rafting

Agárrense que vienen curvas!

Agárrense que vienen curvas!

Montados sobre el bambú

Montados sobre el bambú

Llegamos al final del recorrido, cansados y mojados, pero contentos del día. Dos horas después de vuelta en Chiang Mai, justo a tiempo a un masaje thai y una buena pedicura.
Estoy viendo que este post se está haciendo muy largo así que de momento os dejo aquí con la parte 1 ¡Hasta muy pronto!

Precios medios:
Autobus Sukhothai- Chiang Mai: 5 euros
Habitación en Top Garden: 8 euros/noche
Un plato de mango sticky rice: 50 céntimos
Eagle Track: 39 euros
Excursión de “aventura” de todo el día con comida incluída: 19 euros

27 julio, 2014

Sukhothai: el hermano pequeño de Angkor Wat

Tras unos días en la capital, llegó el momento de disfrutar de un poco más de paz y tranquilidad.

Desde la estación de Mo Chit en Bangkok cogimos un autobús que nos llevaría a Sukhothai, un pequeño pueblo de algo más de 30.000 habitantes, que fue la primera capital del recién fundado Reino de Tailandia, y que cuenta con unos majestuosos templos budistas. Fundada en el siglo XIV, la ciudad fue declarada patrimonio mundial de la Humanidad por la UNESCO.

Y tras la pequeña reseña histórica, vamos con nuestras experiencias: después del tráfico y ruido de Bangkok, llegar a la tranquilidad del Sukhothai fue un cambio notable.

Los templos se encuentran situados en la Ciudad Vieja, aunque nosotros decidimos alojarnos en la llamada Ciudad Nueva, a unos 12 Km., que cuenta con más opciones de alojamiento y restaurantes. La primera noche fuimos a tomar unos cocktails a un agradable bar situado cerca del hostal. Sospechamos que no acertamos, porque aunque cada uno pidió una cosa diferente, el sabor era similar, y no demasiado conseguido 😉

¿Alguien se anima a probarlos?

¿Alguien se anima a probarlos?

A la mañana siguiente, para visitar los templos, decidimos alquilar unas bicicletas, que permiten moverse con comodidad (bueno, toda la comodidad que dan más de 30 grados de calor y una alta humedad). Fuimos un poco remolones y no madrugamos demasiado, así que para cuando llegamos allí el «solete» pegaba con fuerza, y los vendedores de bebidas hacían su agosto.

Momento Verano Azul

Momento Verano Azul


Entre templo y templo, tuvimos un pequeño percance: alguien (nunca sabremos si a propósito o por error) se llevó 2 de nuestras bicicletas, así que tuvimos que «coger prestadas» otras que había aparcadas cerca. Esto debe pasar bastante a menudo, porque a la hora de devolverlas, en la tienda, la mujer nos recibió con una sonrisa 🙂

Pasamos una mañana muy agradable visitando diferentes templos, en diferentes estados de conservación, pero todos con un gran encanto. Por suerte la época de las cámaras de carrete ya pasó, porque nos habría costado una fortuna revelar todas las fotografías que tomamos esa mañana!

A pesar de que los templos de Sukhothai cubren una superficie no tan extensa como los de Angkor Wat, en Camboya (para los que necesitamos 3 días, y aún así dejamos partes sin visitar), ni son tan espectaculares, nuestra impresión fue que merece la pena pasar un día visitándolos.

Al día siguiente nos montaríamos de nuevo en un autobús destino a Chiang Mai, la última parada en Tailandia para Hanna y para mí antes de dirigirnos a China (el resto del grupo iría a continuación a Phuket a disfrutar de playa y relax). Pero esto, amigo lector, queda para otro momento…

Un templo

Un templo

Otro templo

Otro templo

Y otro templo más (imposible recordar el nombre!)

Y otro templo más (imposible recordar el nombre!)

Songthaew

El, songthaew, transporte común en Tailandia

 

Precios Medios

Bus Bangkok-Sukhothai (7h): 6 Euros
Alquiler de bicicleta durante un día: 70 céntimos
Entrada a los templos: 2,3 Euros
Nada delicioso ni apetecible cóctail, totalmente artificial y con sabor indeterminado: 2 Euros

P.D. Gracias a nuestro fotógrafo oficial por las (excelentes) fotografías!

20 julio, 2014

Primera parada: Bangkok

¡Y al fin llegamos a Bangkok! A continuación nuestra nueva colaboradora habitual del blog nos contará su experiencia de estos días:


 

Diferentes destinos, unos partían desde Campo de Criptana y otros desde Villajoiosa pero con pocas horas de diferencia coincidíamos en un hotel de Bangkok con un encanto especial llamado «Lullaby Inn Silom» (totalmente recomendable). No tiene grandes lujos, pero relación calidad-precio está genial y el personal del hotel es encantador. Aquí comenzaba la aventura Tailandesa.

En tuktuk, el medio de transporte habitual

En tuktuk, el medio de transporte habitual

El primer día comenzamos la ruta montando en un ferry para desplazarnos por el rio de la ciudad Mae Nam Chao Phraya. Una vez allí visitamos el buda esmeralda en el Wat phra kaew (gratis porque era el día del buda) e iba el rey de visita. Para desplazarnos por los diferentes monumentos elegimos el tuk-tuk. Después visitamos el Wat Pho (buda reclinado de 47 metros de longitud). Cruzamos el río en un pequeño ferry para ir al templo de Wat Arun. Comimos comida Thai en un buen restaurante (como era el día del Buda no vendían alcohol en todo el día) y comimos con agua y coca cola. Por la tarde cogimos el ferry de vuelta (a mitad de viaje averió y nos remolcaron en otro ferry, cosas que pasan). Tras mucho calor, y un poco cansados, una duchita y partimos de cena Thai y masaje tailandés.

Templo de Wat Pho

Templo de Wat Pho

Templo de Wat Arun

Templo de Wat Arun

Wat Arun

Wat Arun

Estatua de Buda, Wat Pho

Estatua de Buda, Wat Pho

El segundo día fuimos al mercado de fin de semana de Chatuchak (el más grande del mundo). Comimos en un puesto típico del mercado y probamos el agua de coco y fruta fresca. Aprovechamos la mañana para comprar algunos souvenirs.

Por la noche paseamos bajo la lluvia por Chinatown y cenamos comida china (como en los dibujos), que no tenía nada que ver a la comida china que estamos acostumbrada a ver en España. Los camareros no nos entendían mucho y no nos pusieron bebidas, no había tenedores y cenamos con palillos. Después de esa cena queríamos un caprichito dulce y fuimos a el hotel Naray (de categoría) para probar tiramisú, crepes y un volcán de chocolate acompañado de té y algún capuchino.

El tercer día madrugamos para ir a Ayutthaya, capital de Siam desde 1350 hasta 1767. En 1991 la Unesco lo declaro Patrimonio Mundial de la Humanidad. Se necesita un día para ver toda la ciudad. Decidimos hacer la excursión por nuestra cuenta y contratar un taxi (45 euros todo el día). Esto fue un gran acierto para ahorrar tiempo y poder moverse por la ciudad por los diferentes templos. Comenzamos en el Wat Yai Chai Mongkhon (buda reclinado 7m) cubierto con una gran capa dorada. Había muchos budas más pequeños vestidos con sus correspondientes túnicas. Después vimos el Wat Phra Mahathat (buda en arenisca misteriosamente apresado entre las raíces de un árbol). Uno de los templos que más nos gustó fue el Wat Phra Si Sanphet .

Ayutthaya

Ayutthaya

Ayutthaya

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El último templo que visitamos fue el Wat Siwam Dararan. Había muchos habitantes locales ofreciendo enciendo, flores, y papel dorado para colocárselo al buda como ofrendas. Participamos todos en la actividad.

Comimos en el mercado arroz y noodles vegetarianos acompañados con su correspondiente cerveza Chang (y otros agua) y probamos los roh-dee sai mai (hilos de azúcar de palma sobre una tortita que luego se enrolla). De postre tomamos un helado, los más atrevidos elegimos el sabor del durian (fruta con un olor característico), prohibida su entrada en muchos hoteles y aviones (no creo que vuelva a probarlo) y otros probaron el sabor de coco y taro.

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Buda reclinado

El último día en Bangkok aprovechamos para ver mercadillos típicos de la ciudad. Por la mañana fuimos a un mercadillo, que se pone todos los días en ambas vías del tren y tres veces al día cuando pasa el tren recogen en pocos segundos los puestos y los vuelven a montar pocos segundos después. En él había frutas, verduras, pescado y carnes típicos del lugar. Nosotros bebimos agua de coco.
Después fuimos a visitar el mercadillo flotante que está ubicado entre canales. Nos pareció una experiencia interesante y veíamos como se vendía y compraban las cosas (desde cerveza a diferentes alimentos típicos cocinados en el propio barco). El tour duro toda la mañana porque el mercadillo está ubicado a dos horas aproximadamente de Bangkok.

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Esa noche nos dimos un verdadero capricho en el hotel Baiyoke, el tercer hotel más alto del mundo. Cenamos comida china de alta gama (muy diferente a la que estamos acostumbrados en España, sin pollo al limón ni cerdo agridulce) en la planta 79. Nos costó 24 euros por persona (muy caro para Tailandia) pero mereció la pena. En la última planta, la 83 había una plataforma giratoria donde se veía toda la ciudad con unas vistas impresionantes.

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Como conclusión, Bangkok es una ciudad enorme de seis millones de habitantes con muchísimas cosas para visitar, pero después de cuatro días teníamos ganas de buscar el relax y la tranquilidad, así que cambiamos de ciudad rumbo a Sukhothai (Volvemos pronto).

11 enero, 2012

En busca de la playa perfecta

7-11 de enero de 2012

Tras dos semanas y pico de relax en Ko Samui es hora de moverse. Siguiente destino: Krabi, en la costa Andamán. Compramos un billete combinado barco-autobús. El ferry nos llevó a la ciudad de Suratthani, donde tuvimos que esperar dos horas para coger el autobús. En un restaurante cutre conocimos a un alemán, y cuando nos contó su historia, nuestro viaje parecía hasta aburrido! Este chico llevaba 8 meses viajando, pero solo había cogido un vuelo en todo este tiempo. Empezó en su país natal e hizo 10 semanas en kayak, siguiendo el Danubio hasta el Mar Negro, poniendo su tienda de campaña donde pudiera. Alguna vez tuvo incluso que dormir en el kayak. Desde entonces había pasado por muchas aventuras, y ahora estaba de relax por el sur de Tailandia. Ah, también viajaba (no sabemos cómo) sin tarjeta de crédito.

En el mapa parecía estar más cerca, siendo Tailandia un país tan estrecho, pero al final no llegamos hasta bastante tarde a nuestro destino. Krabi es una pequeña ciudad cerca del mar Andamán, y en sí no tiene muchas cosas de interés para el viajero, pero es una base ideal (y barata) para explorar la costa y las islas cercanas. Aquí cerca se encuentran unas de las playas más hermosas del mundo (incluso una de ellas la han votado como la mejor playa del planeta). Son las playas más paradisíacas que os podéis imaginar; la imagen perfecta que tenemos todos de Tailandia y que está en todas las postales. Arena blanca, aguas turquesas y perfectamente cristalinas… Desafortunadamente, los precios de alojamiento y comida están increíblemente inflados. Así que, como muchos otros mochileros, nos quedamos en un hostal barato en Krabi, e hicimos excursiones en barco a los mejores sitios.

La primera excursión que hicimos recorre las Islas Phi Phi, donde visitamos la famosa Bahía Maya, conocida por la película “La Playa”, y otros rincones maravillosos. También hicimos snorkeling en mar abierto y vimos peces de mil colores. Esta excursión es la que hace TODO EL MUNDO, por lo tanto, en algunos sitios estábamos como sardinas en lata y por muy bonitas que sean, estas playas pierden un poco del encanto.

La segunda excursión, llamada 4 Islas, la hicimos en un barco más pequeño, costaba la mitad y recorría tres islas (más una playa en la costa), menos conocidas. Las playas no son menos impresionantes, pero hay mucha menos gente, y suficiente espacio para todo el mundo. Aquí fuimos con un grupo más pequeño y el ambiente era mucho más amistoso. Conocimos a dos mallorquines, padre e hijo, y pasamos un día genial con ellos!

No hay mucho más que contar, estas playas hay que verlas con tus propios ojos y las recomendamos a todos los que visteis este país. Igual que Leonardo DiCaprio, que busca la playa perfecta, nosotros también la hemos encontrado en Tailandia.

Sabías que… Una escena muy famosa de la película de James Bond “El hombre de la pistola de oro” fue grabada en una de las islas.

Precios medios de Krabi y alrededores:

Viaje Ko Samui- Krabi: 15 euros
Hostal en Krabi: 9 euros
Excursión a Ko Phi Phi: 25 euros (Incluye almuerzo)
Excursión a 4 Islas: 10 euros (incluye almuerzo)

Tup Island- nuestro favorito

Tup Island- solo accesible cuando hay marea baja

Poda Island

Ko Phi Phi

Como sardinas en Maya Bay

Ko Phi Phi

El medio de transporte

Bambu Island

6 enero, 2012

Navidad y Año Nuevo en Ko Samui

21 de diciembre de 2011 – 7 de enero de 2012

Después de mucho viajar de un lado a otro, dos semanas en una isla paradisiaca en el golfo de Tailandia nos vino de maravilla. De Phnom Penh cogimos un avión a Bangkok donde pasamos la noche en el aeropuerto y a la mañana siguiente otro con destino Ko (isla) Samui.

Dividimos nuestra estancia en dos. La primera semana nos quedamos en un pequeño apartamento (éramos todavía 3, y no nos salía mal de precio) en la parte con más marcha de la isla, Chaweng. Nuestro apartamento estaba un poco apartado de todo el jaleo y nos gustó mucho, pero la verdad es que el centro de Chaweng no nos llamaba mucho la atención. Mil turistas por metro cuadrado y todo está pensado para que sufran un choque cultural más leve posible, es decir tiendas internacionales, restaurantes con menús en una decena de idiomas (menos el thai, por supuesto) y precios cinco veces más caros que el resto del país. Solo fuimos al centro para ir al super (un Tesco británico, cómo no) para comprar comida. Esa semana cocinamos todos los días (una cosa que habíamos echado de menos-¡fregar no tanto!). Una excepción: en Noche Buena tocó una lujosa cena en la playa (un regalo de Papa Noel).

La segunda semana nos quedamos en la parte norte de esta pequeña isla, en una playa que se llama Mae Nam. Esta parte nos gustó mucho más… más auténtico y menos guiri 🙂

Aquí nos quedamos en un hotel en la mismísima playa sin posibilidades de preparar nuestra propia comida. Pero eso no nos suponía un gran problema ya que Mae Nam tiene una cantidad y variedad bastante decente de restaurantes, algunos de ellos son típicos puestecillos que sirven arroz frito y tallarines por un euro donde puedes comer con los locales y otros más sofisticados. Nuestro favorito sin duda fue Arun@Samui . Es fácil pasar por delante, ni siquiera parece un restaurante y es llevado por la encantadora Sue. Ella sola prepara toda la comida (menos mal que no puede haber muchos clientes a la vez-solo hay dos mesas). Muchas noches (incluida Noche Vieja) fuimos allí a cenar y nos contaba un poco su vida. Durante 20 años ella y su familia llevaba un restaurante thai en Sidney, Australia, y con mucho éxito. Ahora es uno de los restaurantes orientales más populares de la ciudad, y con precios bastante importantes. Pero después de tantos años de trabajo duro, Sue quiso volver a su tierra natal y a una vida tranquila en esta isla. ¡Suerte para nosotros! En su pequeño restaurante pudimos probar comida thai que no sabía como ningún otro sitio, y todo por una fracción del precio australiano. Recomendamos la Som Tam, ensalada de papaya verde, una verdadera delicia y el número 46 de las 50 comidas más deliciosas del mundo según la CNN.

De Ko  Samui no tenemos mucho más que contaros… Aparte de comer muy muy bien, no hemos hecho más que bañarnos en la playa, leer más de 10 libros (en el Kindle, por supuesto) , ponernos en contacto con los nuestros y hacer planes para la siguiente etapa del viaje (Indonesia y Australia, sobre todo).

Una advertencia a los mochileros más económicos: Ko Samui no es un destino muy barato – ¡y aún menos en Navidad! Los taxis tienen que ser los más caros de toda Tailandia. Pero como en cualquier lugar, hay chollos como ArunSamui, solo hay que trabajar un poco más para encontrarlos…

Precios medios en Ko Samui:
Taxi 10 km: 11 euros(!)
Ensalada de papaya verde: 2 euros

Por fin playa!!

Noche vieja en la playa

Nuestro restaurante favorito en Mae Nam

Preparación de la deliciosa ensalada de papaya

noche vieja en arunsamui

relax en Mae Nam

21 noviembre, 2011

Chiang Rai y la frontera con Laos

13-16 de noviembre de 2011

De Pai cogimos un autobús de vuelta a Chiang Mai, y desde allí otro autobús de 3 horas hacia la ciudad más al norte de Tailandia, Chiang Rai. Más pequeña y menos turística que Chiang Mai, está ciudad tiene suficiente para entretenernos un par de días antes de pasar a Laos.

Hay unos cuantos templos bonitos (no pueden faltar!), un mercadillo bastante interesante y varios sitios para comer decentes (encontramos un sitio vegetariano que nos encantó- no hablaban nada de inglés pero por lo menos sabíamos que no nos echaban nada de carne a la comida).
En Chiang Rai decidimos separarnos: Sofia vuelve a Chiang Mai para aprender tailandés durante unas semanas y nosotros seguimos a Laos. Nos encontraremos más tarde en Camboya.

Así que después de dos días en Chiang Rai nos despedimos en la estación de autobuses y cogimos un autobús público de los años 70 hasta la frontera y el pequeño pueblo Chiang Khong. Los trámites son muy fáciles: primero pasas por emigración, los thais te ponen el sello de salida del país, coges un barco que cruza el río Mekong en 5 minutos y al otro lado los laosianos sonrientes te dan la bienvenida. 10 min más tarde y 35 dólares más pobre tienes tu visado y puedes quedarte en el país durante un mes.

El pueblo fronterizo en Laos, Huay Xai, es bastante humilde, y las opciones de alojamiento y de comida no son las mejores, pero aceptables para pasar una noche. Además no es tan barato como uno se imaginaría. Aquí una habitación decente no baja de los 8-9 euros y la relación calidad-precio no es muy buena (mientras en Tailandia por 8 euros teníamos una habitación muy bonita y para 3). Suponemos que la demanda es bastante alta, y realmente no tienes otra opción, por lo tanto pueden poner los precios que quieran. Pasando a Laos empezamos a tomar el Malarone; la medicación para la malaria, ya que se considera una zona de riesgo.

La mayoría de la gente viene aquí o bien para coger un barco temprano a Luang Prabang (conocida como una de las ciudades con más encanto en todo el sureste asiático) o hacer la Gibbon Experience. Nosotros haremos las dos cosas, pero para eso tendréis que esperar un poco más!

Precios medios en Chiang Rai y Huay Xai:
Visado en Laos: 35 dólares
Barco que cruza la frontera: 1 euro
Autobús Chiang Mai- Chiang Rai: 3 euros
Habitación doble en Huay Xai: unos 9 euros

Templo de Chiang Rai

En nuestro vegetariano favorito

Templo de Chiang Rai

Mercadillo de Chiang Rai

Puesta de sol sobre el Mekong

Huay Xai en Laos

Cruzando el Mekong para ir a Laos

14 noviembre, 2011

De vuelta a la naturaleza en Pai

9- 13 de noviembre de 2011

Tras algunos caprichos urbanos en Chiang Mai nos hemos ido a Pai, un pequeño pueblo en la montaña a unos 100km de la ciudad (3 horas en autobús). Subiendo por una carretera con muchas curvas, más de uno se ha mareado, pero tras 2 años en La Palma (la isla más empinada del mundo- ¡y la más bonita!) no nos parecía tan mala.

El pueblo no tiene gran cosa; restaurantes y hostales dirigidos a los turistas thais que vienen para pasar frío, los mochileros y los hippies. Las maravillas están en los alrededores- montañas verdes cubiertas de niebla, cascadas y pequeños pueblos donde la todavía predomina la vida tradicional. Lo mejor es alquilar una bici o una moto. Para hacer un poco de deporte hemos optado por la primera. El primer día, un poco emocionados, quisimos llegar a una cascada y un mirador y acabamos agotados! El mapa no estaba nada a escala, y lo que parecía unos pocos kms se prolongó mucho… y siempre cuesta arriba, claro. Una vez era tan empinada la subida que tuvimos que dejar las bicis y seguir a pie. El segundo día lo tomamos con mucho más calma y solamente fuimos a una clase de yoga (¡impresindible en cualquier estancia en Pai!).

¡El alojamiento en Pai ha sido todo un acierto! Nunca nos habíamos quedado en nada por el estilo. En Amys Earth House, a unos 4 km de Pai, ofrecen pequeñas casitas hechas de barro y con baño al aire libre (¡pero con privacidad!), en un jardín tropical con vistas sobre el valle (¡abajo podéis ver las fotos!). Los dueños, una pareja thai-británica, hacían todo para que estuviéramos bien. Todas las noches Nety nos preparaba una cena tradicional buenísima que tomamos en el jardín y nos enseñaba algunos secretos de la cocina tailandesa. Pasamos unos días super relajantes allí, jugando a las cartas, al billar o con los dos cachorros y cinco gatos.

Nuestra estancia coincidía con el Loy Krathong, una fiesta que se celebra en toda Tailandia en la que se fabrican balsas de flores y se las hace navegar por un río. En su balsa cada persona deja un papelito con su nombre, un pelo, un trocito de uña y tres monedas y en el momento de soltarlas por el río, pide un deseo. También se enciende las típicas lamparillas de papel y el cielo se llena de luces amarillas. Con nuestros huéspedes fuimos a la orilla por la noche para hacer navegar nuestras balsas y encender una lamparilla para la buena suerte. ¡Qué ambiente!

Una cosa que nos ha sorprendido mucho ha sido el descenso de la temperatura. La zona de Pai es famosa por sus fríos inviernos (claro, nosotros pensábamos que frío para los tailandeses no era tanto frío) y en el pueblo venden gorros y jerseys de lana. Por el día está muy agradable, pero por la noche hace mucho frío, como unos 10 grados… De hecho, no habíamos pasado tanto frío en todo el viaje y por primera vez, desde el Himalaya, sacamos los forros polares.

Precios medios en Pai:
Alquiler de una bici por un día: 1 euro
Noche en habitación doble en Amy’s: 11 euros
Una lamparilla de papel: 70 céntimos

Nuestra casita de barro

Cuarto de baño al aire libre

Aprendiendo a cocinar con Nety

A uno de los gatitos le gustaba nuestra casa

el jardín

llegamos al mirador

Empinado, empinado...

con las bicis

lamparilla de papel

A punto de soltar nuestra balsa de flores

11 noviembre, 2011

Elefantes, cascadas y masajes en Chiang Mai

2 -9 de noviembre de 2011

Debido a las inundaciones en la zona central de Tailandia tuvimos que cambiar un poco nuestros planes de viaje. Algunos viajeros que encontramos por el camino nos decían que Bangkok era “visitable” pero no lo teníamos nada claro, y cuando nos escribieron del hostal avisando que habían tenido que cerrar porque la primera planta estaba inundada, menos aún. En principio teníamos pensado pasar unos días en Bangkok, pero al final lo único que vimos de la capital fue el aeropuerto. De allí cogimos un vuelo interno, 700 km al norte, a la ciudad de Chiang Mai. Aunque es la segunda ciudad más grande de Tailandia, con apenas 200.000 habitantes nos pareció un sitio bastante tranquilo y relajado (eso sí, el tráfico un poco caótico).

Después de unos días se unió mi hermana pequeña, Sofía, para compartir el recorrido por el Sureste Asiático con nosotros. Aparte de traer pequeños lujos de Europa, ¡teníamos muchas ganas de ver una cara conocida!

Chiang Mai es la capital cultural de Tailandia con más de 300 templos budistas (algunos de ellos espectaculares) y es el sitio perfecto para aprender a ser “thai”. Hay cientos de sitios que ofrecen cursos de cocina thai, cursos del idioma (esos profesores no lo tienen fácil- ¡hasta ahora el thai nos ha parecido una lengua totalmente incomprensible!), cursos de pintura thai y de masajes. Para mi cumple me regalaron un curso de introducción en masaje thai- es brutal (¡literalmente!). Si alguien ha tenido la oportunidad de probarlo, sabe que utilizan todo su peso, las manos, los codos y los pies para estirarte y enderezarte. ¡Te deja con agujetas!

La zona montañosa alrededor de la ciudad ofrece todo tipo de aventuras: senderismo, ciclismo de montaña, rafting, tirolinas en la jungla a 30m de altura, visitas a pueblos remotos de tribus y mil cosas más. Al final para evitar jaquecas contratamos una excursión en grupo desde nuestro hostal. Incluía un poco de todo: 1h de ruta por la jungla encima de un elefante, 2h horas de senderismo hasta una cascada donde nos bañamos, almuerzo en el bosque. Y después lo mejor: 1h de rafting-descenso por un río de aguas blancas (se llama así por la espuma que genera la turbulencia). ¡Adrenalina pura! Desafortunadamente no hay pruebas gráficas del rafting porque había que elegir entre agarrarse a la barca o a la cámera…Terminamos el día medio sumergidos en el agua en una barquichuela de bambú (esto fue más abajo por el río donde el agua no era tan turbulenta). Lo pasamos genial con el grupito (muy internacional!). Eso sí, es muy turístico y todo pensado de antemano, pero a veces está bien que te lleven…

La verdad es que los días en Chiang Mai se pasaron volando. Es un sitio muy agradable para la primera toma de contacto con Tailandia, para ver un poco de su cultura y probar alguno de sus platos deliciosos en el Mercadillo de Noche. Esto último ha sido todo un descubrimiento ya que en la India en general no vimos nada por el estilo. Por lo visto todas las ciudades en el Sureste Asiático tienen su Mercadillo Nocturno donde puedes cenar en algún puestecito por menos de 1 euro. Puedes observar todo el (rápido) proceso de preparación y en unos segundos tienes delante de ti un plato con arroz humeante y verduras ardiendo directamente del wok.

En general hemos visto que el alojamiento es más barato aquí que en la India. Por lo menos recibes mucha más calidad por tus baths que por tus rupias. La comida en los restaurantes parece un poco más cara, pero siempre puedes optar por un puestecito. De momento nos parece que Tailandia es un país mil veces más fácil de recorrer para el viajero independiente. Todo está muy preparado para el turismo, sea de tipo mochilero o de “todo incluido”.
Todo esto, quizás, a expensas de la autenticidad o de que en ningún momento vas a estar sólo.

Precios medios en Chiang Mai:
Vuelo Bangkok-Chiang Mai con AirAsia: 40 euros
Curso de masaje de un día (con almuerzo incluido): 20 euros
Plato de verduras y arroz en un puestecito: 70 céntimos
1 hora de masaje thai: 3,5 euros
Excursión por la jungla de un día: unos 20 euros
Habitación doble bonita: 8 euros

¡Qué fría estaba el agua!

Por fin llegamos a la cascada

Sofia apuntando fuerte (el premio: una cerveza)

Paseo en elefante

Paseo en elefante

Uno de los muchos templos en Chiang Mai

Otro templo en Chiang Mai

Mercadillo Nocturno

Mercadillo Nocturno

Probando sushi vegetariano