¡El tiempo corre! Hace ya casi dos semanas que volvimos a casa, y casi ni nos hemos enterado. Con tantas comidas familiares, visitas y demás, apenas hemos parado.
Si tenemos que resumir en dos palabras el retorno, serían estos adjetivos: agradable… y extraño. Agradable por volver a pasar tiempo con los nuestros, por tener una ducha caliente asegurada todos los días, y una comida deliciosa. Por dormir en una cama conocida, porque no hay que preocuparse porque alguien va a robarnos las maletas… Y extraño, porque después de 16 meses viajando casi sin parar, y planeando continuamente, es raro simplemente dejarse llevar, «disfrutar» la rutina y los momentos con la familia.
Tanto Hanna como yo tenemos la misma sensación al volver a Criptana después de 16 meses: es como si el tiempo no hubiera pasado, y sólo hubiéramos estado fuera un par de días. ¡Parece que la vida sigue igual!
Por nuestra parte, hemos deshecho todo el equipaje, y «desinfectado» toda nuestra ropa y demás útiles del viaje (los que han sobrevivido), como saco de dormir, sábanas de viaje, etc., y los hemos colocado en una caja en el trastero; no planeamos utilizarlos en el corto plazo 🙂
Mirando hacia atrás, parece como si estos 16 meses hubieran sido una película, un pequeño paréntesis en la vida diaria; sin embargo creo que las dos personas que emprendieron el viaje un 3 de agosto de 2011 no son las mismas que aterrizaron un 24 de noviembre de 2012. Hay un dicho que me gusta mucho, y que es algo como «Dentro de 10 años serás la misma persona que eres hoy excepto por las personas que has conocido y los libros que has leído». En nuestro caso, sí que hemos leído unos cuantos libros, y conocido cientos de personas. Pero además yo añadiría un tercer elemento: las experiencias y vivencias. Experiencias que (espero) nos han llevado a valorar muchas cosas que antes dábamos por hecho, a ser agradecidos por la gran suerte que tenemos, y a contemplar nuestros asuntos de la vida diaria desde otra perspectiva. ¡Esperamos tenerlo siempre presente!
Aún estamos decidiendo cómo mitigar el choque que ha supuesto el retorno: quizás poner algunos chinches de vez en cuando en la almohada, ducharnos con agua fría o dormir en el suelo en un saco de dormir…
Aunque nuestra vida a partir de ahora puede ser algo más aburrida y con menos cosas para contar, os seguiremos informando desde aquí de nuestras impresiones, consejos para viajar, y (casi) cualquier cosa que pase por nuestra mente…
Queremos agradecer desde aquí a todos los que nos habéis seguido, que, para nuestra sorpresa, habéis sido más de los que en un momento pensamos. Este blog se inició como un lugar para contar nuestras aventuras a nuestra familia y amigos más cercanos (y para no tener que repetir las mismas historias varias veces), pero sin embargo bastantes personas a las que no conocíamos (ni conocemos), y otros muchos con los que habíamos perdido el contacto hace tiempo nos han contado que han seguido nuestras peripecias por aquí. ¡Gracias a todos! Y ahora, no seáis tímidos y dejad un comentario aquí abajo!!! 😉
P.D. No os lo vais a creer (o quizás sí), pero una de las mejores cosas de volver aquí ha sido… ¡que al fin los precios son fijos, no hay que regatear ni evitar ser timado!
En el aeropuerto de Bogotá, con las tarjetas de embarque
¡Ya sale nuestro vuelo!
¡Ya falta poco! (vista en la pantalla del avión)
¡Aterrizamos en media hora!
Nuestro club de fans más fieles nos esperaba en Barajas…
¡Sorpresas a la llegada! Gracias a David y Jana por vuestro recibimiento!
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