27 de septiembre – 6 de octubre de 2012
Salimos con unos días de retraso de Santa Cruz debido a los bloqueos (pero no nos importaba nada, estábamos tan a gusto en la casa de Gabri y Daniela!). Al final volamos a La Paz donde cogimos un bus a Copacabana directamente en la carretera, después de unas cuantas visitas a La Paz habíamos aprendido que no hace falta entrar en la ciudad porque todos los buses tienen que salir por El Alto, donde está el aeropuerto.
Después de 3 horas estábamos otra vez en Copa, y fuimos al mismo hostal barato. Ese día estábamos los dos bastante mal debido a la altura (3800m), ya que no veníamos nada aclimatizados, pero con unos cuantos mates de coca la cosa mejoró un poco. El día siguiente cogimos un bus directo de 3 horas a Puno, Perú. Allí lo típico es hacer un tour a las islas uros, o islas flotantes, pero habíamos oído de varios viajeros que está tan explotado y turístico que resulta decepcionante. Quizás lo mejor era hacerlo por nuestra cuenta pero no teníamos tiempo y todavía seguíamos con el mal de altura. Así que pasamos una tarde de relax y un primer contacto con el país. Muy pronto no dimos cuenta que los “precios chollo” de Bolivia se habían acabado. Las cosas costaban más o menos lo mismo en soles que en bolivianos, solamente que con el cambio al euro, el sol cuesta el doble.
De Puno cogimos otro bus a Cuzco. El viaje es de unos 400km por el altiplano peruano y dura unas 7 horas. Pasamos dos días interesantes en esta ciudad agradable. La altura es un poco menor (3300m), pero las (muchas) cuestas cuestan! Hay mucha arquitectura colonial, bonitas calles adoquinadas, iglesias y museos, e historia inca. Desafortunadamente, por ser el destino turístico número uno del país, casi todas las atracciones tenían entrada y nos tuvimos que limitar a ver la mayoría de los sitios desde fuera. En octubre empieza la estación lluviosa de Perú, y por las tardes caían unas tormentas, cosa que nos preocupa un poco porque teníamos pensado hacer un trek de varios días a Machu Picchu y que nos pillara una tormenta de esas en medio de la montaña no nos hacía mucha gracia.
Nuestra idea era hacer la ruta Salkantay que nos había recomendado mucha gente. Es una ruta bonita de 5 días en la montaña que termina en Machu Picchu, y duermes en tienda de acampada a alturas de 4000 – 5000 m. (El famoso Inca Trail lo teníamos excluido debido al presupuesto, y además tienes que reservarlo con meses de antelación). Pero como el tiempo no acompañaba, nos acabamos decidiendo por otro trek alternativo, el Inca Jungle, de 4 días que además de senderismo incluía otras actividades. Aquí el sendero pasa por tierras más bajas y pensamos que si llovía, por lo menos no haría frío. Pero al final tuvimos suerte con el tiempo y no nos llovió hasta el último día (en Machu Picchu- que típico!).
Calles de Cuzco
Vista de la Plaza de Armas
Aquí va un pequeño resumen de los 4 días…
Día 1
Nos fuimos temprano de Cuzco en una furgoneta y conocimos a nuestros majos compañeros del grupo (de lugares tan variados como Israel, México, Francia, Chile, Suiza y por supuesto, España). Pasamos unas 3 horas subiendo la montaña, y en el punto más alto (aprox 4000m) nos bajamos de la furgoneta y nos preparamos para montar en bici. La verdad es que las bicis y los cascos no estaban en el mejor estado, pero por el precio pagado no podíamos pedir mucho más quizás. Pasamos unas horas bajando la montaña, unos 45km, y acabamos a una altura de 2000m. ¡Menos mal que fue todo cuesta abajo! El paisaje era increíble y la carretera no demasiado mala, casi toda asfaltada y poco traficada, pero con unas curvas importantes. Por la tarde llegamos con mucha hambre al pueblo de Santa María, donde cenamos y dormimos tempranito en nuestro hostal “rústico” (un eufemismo para no decir cutre y sucio). El paisaje ya era totalmente distinto, nada que ver con Cuzco. Ya estábamos en la selva alta y los mosquitos no faltaban.
En las bicis, listos para la bajada
Día 2
Madrugamos para partir a las 7h y empezamos el trek de 24km. Las primeras horas fueron fáciles, todavía no hacía calor y el camino no subía mucho, aunque había partes muy estrechas y daba vértigo mirar abajo. Paramos en la casa de un chico que nos dio a probar productos típicos de la tierra como cacao y chicha morada (una bebida hecha de maíz morado), y nos pintó unos “tatuajes incas” con una planta de color naranja muy fuerte. De hecho, un chico se dejó pintar toda la cara por sus amigos y parecía una zanahoria durante el resto del trek.
Después de esta parada, el camino empezó a subir y caminamos unas cuantas horas por un viejo camino inca. El río que habíamos seguido se veía muy abajo y las vistas eran impresionantes. Pero también hacía mucho calor y cuando llegamos al restaurante donde íbamos a almorzar casi nos dormimos en la mesa. Después de reponer energías seguimos caminando otras cuantas horas, ahora bajando la montaña. Caminamos otra vez a lo largo del río y en un momento, para cruzarlo, ya que no había puente, nos metimos en una especie de jaula colgada en unas cuerdas, que un tipo arrastraba desde el otro lado del río (le das una propinilla cuando llegas sano y salvo al otro lado). Ahora solo quedaba una caminata de 5 min y llegamos a la meta de ese día: los baños termales de Santa Teresa. Nos quedamos allí en remojo durante dos horas mientras oscurecía- definitivamente el mejor momento del día! El único problema era cuando salías del agua, sin repelente, y te atacaba cientos de mosquitos y moscas de arena. Después del baño había la opción de o bien caminar hasta el pueblo (otra hora) o pagar 1,5 euro para ir en furgoneta… ¿Qué creéis que hicimos? La noche la pasamos en otro hostal básico, pero eso daba igual, creo que habríamos dormido como troncos en cualquier sitio.
Por caminos de vértigo
Buenas vistas del valle
El trekking continúa
Cruzando el río
Día 3
Este día había la opción de hacer una actividad extra: ziplining, o sea tirolina. Por 30 USD extra pasamos 2 horas volando encima del valle, a veces incluso cruzándolo- adrenalina pura! Los que no hicieron esta actividad empezaron el día caminando unas 3 horas por una carretera polvorienta hasta la estación hidroeléctrica donde quedamos todos para comer. Afortunadamente nos acercó una furgoneta, porque con las piernas temblando dudo que pudiéramos caminar mucho. Después del almuerzo y de un descansillo a la sombra, nos pusimos en marcha otra vez. Todavía faltaba unos 11km de camino hasta Aguas Calientes, el pueblo donde pasaríamos la noche, pero esta vez caminábamos a lado del ferrocarril, un sendero recto y a la sombra de los árboles.
Llegamos sobre las 17h al pueblo de Aguas Calientes, también conocido como “pueblo Machu Picchu”, un sitio que parece existir únicamente para alojar a los turistas que visitan esta maravilla. Nuestro hostal aquí estaba bastante mejor, aunque alguno del grupo aseguró que es donde más chinches le habían picado. Tomamos “la última cena” y nos metimos en la cama como a las 22h porque nos levantaríamos unas 6h más tarde.
Hanna preparándose para el despegue
Con el equipamiento completo para la tirolina
Día 4
Nos despertamos a las 4h de la mañana para empezar a caminar a las 4:30h. Y caía una lluvia tremenda! Pero afortunadamente paró bastante pronto. A las 5 estábamos en la entrada baja de Machu Picchu donde enseñamos nuestros tickets y pasaportes y empezamos a subir las escaleras (2500 escalones!), y a las 6h en punto (que es cuando abren) llegamos a la entrada alta. Pero merece la pena madrugar para evitar las hordas de gente que vienen con el tren de Cuzco a las 10. Cuando entramos con nuestro guía justo estaba amaneciendo, y las vistas de Machu Picchu eran realmente mágicas, todavía cubierto en neblina. Pasamos dos horas con la visita guiada y aprendimos algo de la historia de esta “ciudad perdida”. ¿Sabíais por ejemplo que Machu Picchu nunca fue descubierto por los españoles porque los incas, para protegerla, prefirieron abandonar la ciudad que defenderla? Cayó en el olvido hasta que fue redescubierto por un explorador inglés en 1911.
Nos despedimos de nuestro guía y empezamos el recorrido por nuestra cuenta. Cuando compras la entrada a Machu Picchu puedes pagar un extra de 10 USD para subir una de las montañas para mejores vistas. Huayna Picchu es la opción más popular, es la montaña que se ve al fondo en todas las fotos de Machu Picchu. Pero sólo se permite el acceso a 400 personas al día, así que las plazas ya se habían agotado cuando reservamos el tour. Pero pudimos subir la montaña Machu Picchu propiamente dicha, que está “detrás” del sitio arqueológico y que es mucho más alta que Huayna, y desde donde supuestamente son las mejores vistas. Empezamos a subir otros tantos miles de escalones y una hora y media más tarde llegamos, agotados, a la cima. ¡Vaya! Se había nublado todo y no pudimos ver ni 10 metros delante de nosotros. Nos quedamos un rato para ver si aclaraba el tiempo; incluso había un grupo friki haciendo un conjuro al sol, pero no tuvo mucho efecto.
Después bajamos de la montaña y pasamos unas horas perdiéndonos en los antiguos templos de Machu Picchu. Está prohibido comer dentro del recinto, así que salimos fuera para comer los bocatas que habíamos traído desde Aguas Calientes (los precios aquí arriba no entraban en nuestro presupuesto). Luego bajamos los 2500 escalones (ya con las piernas bastante cargadas) y pasamos la tarde esperando el tren en Aguas Calientes, echando unas cartitas. Nos fuimos con el último tren a las 21h, ya que era el más barato, y después transbordo en furgoneta los últimos 60km. Llegamos a Cuzco a la 1 de la noche, agotados pero muy contentos con nuestra aventura.
Pasamos una noche en el mismo hostal en Cuzco (ya nos parecía todo un lujazo después del alojamiento básico del tour), pero no pudimos dormir todo lo que habríamos querido, porque a las 10h había que hacer el check-out. Pasamos el día en Cuzco de relax, ya que casi no nos podíamos mover: con las peores agujetas del mundo, parecíamos dos abuelillos cada vez que teníamos que bajar o subir una escalera. Por la tarde nos fuimos a la terminal de autobuses y a las 20h partimos en un bus de noche con destino Arequipa, la segunda ciudad más grande del Perú.
Con el Machu Picchu al fondo
El Machu Picchu entre las nubes
¿A dónde estará mirando la llama?
¡Oh, no! Más escaleras…
Precios medios:
Autobús directo Copa- Puno: 4 euros
Autobús Puno – Cuzco: 8 euros
Habitación doble en hostal bonito en Cuzco: 20 euros
Inca Jungle Trek (4 días/3 noches) todo incluido: aprox 150 euros. En Cuzco hay decenas de agencias que venden exactamente el mismo tour así que vale la pena comparar precios y regatear. En nuestro grupo a cada uno le habían cobrado un precio diferente. El precio incluye también la entrada a Machu Picchu (40 euros) y el tren, todo excepto el almuerzo el último día. Cuando estábamos investigando opciones nos dimos cuenta que lo más caro del tour con diferencia es el billete de tren de Cuzco. Por ejemplo, un tour de un día a Machu Picchu ida y vuelta en tren cuesta casi 200 euros, pero porque sólo los billetes de tren cuestan más de 100 euros. En el trek nos ahorramos la mayor parte, ya que la ida es en furgoneta y bici, y la vuelta solo la mitad del recorrido es en tren (la otra mitad en furgoneta).
Botella de agua pequeña en Machu Picchu: 2,5 euros
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