Llevamos unos 10 días en Vietnam y ya nos toca volver… Se nos ha pasado muy rápido el tiempo, y podemos decir con certeza que Vietnam se merece más tiempo! Nos ha encantado! La comida, los paisajes, la gente siempre sonriendo (en general, aunque hay algún que otro pesado).
Empezamos en Hanoi, la capital, adonde habíamos volado desde Guangzhou. Vietnam ocupa el puesto número 13 de los países más poblados del mundo, casi 90 millones de habitantes, y la capital tiene casi 7. A pesar de eso nunca tuvimos la sensación de estar en una mega ciudad. Nos quedamos en el centro, cerca del Barrio Antiguo, y no se parece nada a una metrópolis. El barrio antiguo es una locura de impresiones, olores, ruidos… y no poco caótico. Hicimos un poco de sightseeing obligatorio: La Maison Central (la antigua cárcel), El templo de Literatura, el Museo de Ho Chi Minh… Como otros antes (Lenin, Stalin) y otros posteriores (Mao), el “Padre” del país también tiene su mausoleo. Esperábamos unas colas impresionantes para entrar pero cuando llegamos no había más que dos guardias. Resulta que durante dos meses al año llevan el cuerpo a Rusia para su “mantenimiento”.
Nos hinchamos de comida vietnamita! Tallarines, arroz con marisco, unos crepes salados que uno mismo llena en la mesa con verduras y salsa de cacahuete. Y el favorito: Rollitos de primavera frescos, que no tiene nada que ver con la versión frita. En Vietnam, más que ningún otro país del SEA que hemos visitado, a la gente les encanta la vida en la calle… Allí hacen todo; los negocios, cortan las verduras, lavan los platos y sobre todo, comen y beben. Las calles están llenas de pequeños puestecitos con sillas y mesas de plástico de escasos centímetros de altura. La Bia Hoi, o cerveza fresca, está en todas partes y cuesta unos 15 céntimos. También tienen mucha cultura cafetera. El café típico vietnamita (también hay sitios más internacionales con capuccinos y frapuccinos), es bastante fuerte pero muy aromático y se sirve solo o con leche condensada. En una cafetería escondida en un callejón probamos el “Egg Coffee”. La verdad que no sabíamos que esperar con ese nombre pero al final era café vietnamita con una buena capa de lo que parecía merengue.
El personal del hostal Golden Times era muy simpático y desde allí reservamos la excursión a Halong Bay, de visita obligada para cualquier visitante a Vietnam. En principio íbamos a pasar 2 días en la Bahía, y la noche en un barco romántico… pero al final debido a una tormenta sólo pudimos hacer un tour de un día. Siempre hemos dicho que si tardas más en llegar a un sitio que el tiempo que pasas viéndolo, hay que pensar bien si merece la pena. El viaje fueron tres horas de ida y otras tres de vuelta y pasamos muy poco tiempo en la Bahía. Valió la pena? Habría sido mucho mejor dormir en el barco, aparte que podrías ver la puesta de sol y el amanecer, y llegábamos a la parte “más chula” de la bahía. Dicho esto, nos lo pasamos bien con el grupito internacional. Mientras nos daban de comer en el barco, navegábamos hasta unas islas chulas. Allí nos quedamos media hora haciendo kayak por unas calas. Luego seguimos a otra isla donde visitamos una cueva… Ya ya está… A volver otra vez a Hanoi. Después de ver un paisaje impresionante en Xingping la semana anterior quizás no nos pareció tan chula esta parte de la Bahía, habrá que volver un día para verlo bien.
Otro día hicimos una excursión de día a Hua Lua y Tam Coc. Fue un día entretenido, otra vez con un grupo majete. Primero paramos en Hua Lua, el antiguo capital de Vietnam y luego en la zona de Tam Coc, también conocida como Halong Bay sobre tierra. Allí hicimos una ruta en barco de remos, pasando por tres cuevas o túneles. Estaba chulo, hasta que empezó a llover a cántaros. Eso no era un problema para nuestro remero, que en un abrir y cerrar de ojos, sacó un paraguas y empezó a remar con los pies.
De Hanoi nos fuimos en un tren de noche a Hue, en el centro de la larga costa de Vietnam. Qué bien se viaje en tren en Vietnam! Menuda diferencia con la 4ª clase de los trenes chinos. Desafortunadamente, por un fallo de comunicación, nos metimos en un tren que no era y perdimos el nuestro. Por suerte salía otro tren 4 horas más tarde y pudimos comprar unos billetes en el último momento, cada uno en un extremo del tren.
Pasamos sólo un día en Hue, visitando su “Ciudad Prohibida” y comiendo platos típicos de la zona. Después de una noche en un hotel “boutique” encantador cogimos un bus al sur.
4 horas más tarde llegamos a Hoi An, la última parada de este viaje y un favorito!
Hoi An tiene un poco de todo! Una playa fantástica, un centro precioso sin tráfico, paseos al lado del río, restaurantes para todos los bolsillos y gustos, rutas en bici por campos de arroz. No hay tanto que contar de los días aquí, aunque para nosotros fueron los que más recordaremos con cariño.
De Hoi An volvimos a Hanoi para coger el vuelo a Bangkok, donde pasaremos día y medio, y cogeremos el vuelo de vuelta a España.
Han sido unos días geniales en Vietnam y nos habría gustado pasar más tiempo aquí, sobre todo después de unos cuantos días duros en China. Más razón para volver!
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