W3vina.COM Free Wordpress Themes Joomla Templates Best Wordpress Themes Premium Wordpress Themes Top Best Wordpress Themes 2012
Archive by Author
1 mayo, 2012

En busca de los Hobbits

17-30 de abril de 2012

140 kms al norte de Ohakune está Taupo, una ciudad pequeña de 20.000 habitantes. La ciudad no es muy bonita, pero está situada en la orilla del lago Taupo y a lo lejos se ven los picos nevados del Tongariro. Como de costumbre pasamos primero por la oficina de turismo para un poco de información y mapas y nos fuimos al camping previsto. El complejo de camping era enorme y la recepción parecía más bien de un hotel. Cerca del camping empezaba un sendero que seguía el río durante unos 4kms y nos llevaba a las cascadas Huka. El río Waikato es el más largo de Nueva Zelanda y muy fuerte, hay varios estaciones hidroeléctricas durante su recorrido.
Por la noche aprovechamos las excelentes instalaciones del camping, entre ellas, la piscina climatizada (¡40C!).

El día siguiente nos quedamos para ver Taupo y alrededores e hicimos otra ruta de unos 14kms a lo largo del río Waikato, desde las cascadas Huka hasta una gran presa. Taupo es famoso por sus piscinas y fuentes termales y hay muchos balnearios y cosas por el estilo. Pero para los ahorradores hay una alternativa gratuita! No muy lejos del centro, donde empieza el sendero a las cascadas Huka, hay un arroyo muy caliente que desemboca en el río Waikato. Nos lo pasamos muy bien allí con muchas familias maoríes. Al otro lado del río descubrimos una zona de acampada gratuita y allí nos quedamos la noche.

Nos despedimos de Taupo y seguimos hacia el norte, (con alguna parada para una ruta de senderismo) a Rotorua. Esta ciudad nos resultó demasiado turística, teníamos pensado quedarnos dos noches pero al final solo fue una. Rotorua y alrededores es famosa por sus fuentes termales, geiseres y piscinas de lodo caliente – ¡y el olor a huevo podrido! Para ver algo de estas cosas geotermales en general hay que pagar bastante, el sitio más famoso cobra más de 50 dólares por un circuito de 1hora. Así que, como siempre, una visita a la oficina de turismo – y voilà- hay un parque municipal con piscinas de lodo muy apestosas, arboles cubiertos de barro y piscinas termales. Entrada: gratuita. En Rotorua hay que salirse bastante del centro para acampar. Nos fuimos a un sitio del DOC a unos 20 min de la ciudad. Pero descubrimos que fue un destino en sí mismo- situado en la orilla de un pequeño lago y rodeado de montanas.

Siguiente destino: Cambridge, supuestamente el pueblo mas anglofílico de todo el país y lo más parecido a la tierra patria. ¡La verdad que es no vimos mucha semejanza! Pero era un sitio agradable y el camping era barato. Aprovechamos este día para curarnos de las ampollas de los pies y tomar buen café en uno de los sitios acogedores de este pueblo.

El día siguiente hicimos unos 40km para llegar a Matamata, aka Hobbiton. Es de visita obligatoria para todos los fans de ESDLA, y hay muchos…

A pocos kms del pueblo, entre ondulantes colinas verdes, Peter Jackson encontró un lugar ideal para crear el pueblo de los Hobbits. Y la verdad es que se lo curró bastante- desde que firmaron los papeles con los dueños de la tierra (eran agricultores que en la vida habían oído de “¿El señor de los qué?”) tardaron un año en construir las casitas de los hobbits, el bar, el molino y todo lo demás. Pero tras la grabar la trilogía, por derechos de reproducción, todo fue destruido. Lo único que quedaba eran unos agujeros en las colinas, y sin embargo, venían fans de todo el mundo para verlo.
¡Ahora es el momento para ver Hobbiton! Hasta noviembre el año pasado el sitio estaba cerrado por la grabación de la película El Hobbit, y esta vez los agricultores fueron más listos y negociaron mejor- todo se queda tal cual sale en las películas.
La visita desde luego vale la pena, los paisajes son preciosos y te cuentan mil anécdotas graciosas. Qué pena que no estuviéramos aquí hace 6 meses, pero quizás no habíamos pasado el casting- la altura máxima para los hobbits era de 1,63m.

No había ningún sitio barato de acampada cerca de Matamata así que por la tarde nos fuimos hasta el cañón de Karangahake, a un sitio del DOC. Por la mañana nos dimos cuenta que era una zona muy bonita, e histórica. Por aquí vinieron los primeros colonos para buscar oro y construyeron ferrocarriles, puentes colgantes y largos túneles por la montana. Aquí hicimos una ruta de unas 3 horas pasando por un túnel de 1 km de largo y oscuras minas subterráneas (imprescindible linterna).

Ya se acercaba el día para despedirnos de nuestra caravana y la ultima la noche la queríamos pasar cerca de Auckland. La mejor opción nos parecía un camping en Takapuna, uno de los suburbios del norte con una playa bonita. De hecho, la playa y el ambiente nos recordaba (aunque de forma remota) a Bondi Beach en Sidney, gente guapa y rica paseando con sus perros y carritos de bebes con un “latte” en la mano. El camping era muy pequeño, pero en primera fila junto al mar.

Ya se acababa las rutas de senderismo, los baños ecológicos sin agua y las comidas a base de latas. Habíamos reservado ya con antelación nuestro alojamiento en Auckland, donde queríamos quedarnos una semana para hacer un poco de turismo urbano y preparar cosas para Sudamérica. Nuestro hostal era más bien una antigua mansión con apartamentos y una cocina compartida – el maravilloso Red Monkey Manor. Es una típica casa de madera muy grande con 15 habitaciones con baño propio, frigorífico y tv. Abrieron el año pasado así que todo es muy nuevo, incluidas las cristaleras y las tostadoras de marca. Es el sitio ideal para estancias de una semana o más! Además el barrio, Ponsonby, es famoso por su multitud de restaurantes de todo el planeta y cafés bohemios. El mejor sitio para desayunar de Auckland, Dizengoff, está a 50m (¡los huevos a la Benedict están buenísimos!).

Aprovechamos esta semana para hacer cosas y recados que teníamos pendientes y para comer, comer y comer! En Auckland se come muy bien y barato en los grandes “food courts”, un espacio grande con muchos puestos de comida de diferentes países y un espacio en común para sentarse. Ideal cuando no nos poníamos de acuerdo: uno pedía un bento japonés y el otro un pad thai.

Con todo esto acaba nuestra aventura en el país de los kiwis. La isla Sur nos ha parecido más bonita, pero la isla Norte también tiene muchos encantos urbanos (y el fantástico P.N. Tongariro). Sin duda alguna, este país estará en nuestros favoritos del viaje y ha dejado el listón muy alto. Ahora toca un viaje en el tiempo ya que salimos de Auckland el lunes a las 16h y llegamos a Santiago de Chile 4 horas antes. ¡Menudo jetlag!

Taupo

Taupo

Huka Falls

Huka Falls

Río Waikato

Río Waikato

En un arroyo calentito...

En un arroyo calentito...

Algo huele mal en Rotorua...

Algo huele mal en Rotorua...

Hobbiton: casa de Sam

Hobbiton: casa de Sam

Hobbiton: Molino y bar del Dragón Verde

Hobbiton: Molino y bar del Dragón Verde

Hobbiton: otra casa de hobbits

Hobbiton: otra casa de hobbits

Hobbiton: la casa de Bilbo y Frodo

Hobbiton: la casa de Bilbo y Frodo

Hobbiton: el "Party tree"

Hobbiton: el "Party tree"

Cañón de Karangahake

Cañón de Karangahake

Nuestro apartamento en Auckland

Nuestro apartamento en Auckland

Un poco de comida japonesa, rica en Omega 3

Un poco de comida japonesa, rica en Omega 3

1 mayo, 2012

De Christchurch a Taupo con muchas aventuras en medio

9 – 17 de abril de 2012

¡El blog va con un poco de retraso! Hemos tenido tantas cosas que hacer y muchas veces hemos estado sin cobertura.

Tras despedirnos de nuestro amigo Rum en el aeropuerto de Christchurch, cogimos otra vez la carretera, esta vez por la costa y hacia el norte. Una vez nos quedamos los dos solos, entendimos lo que deben sentir los padres cuando los hijos se marchan de casa (el síndrome del nido vacío). Teníamos que llegar a Picton (330km al norte de Christchurch) para coger el ferry a la isla Norte tres días más tarde. Ya compramos los billetes cuando reservamos la caravana y pensábamos que 3 días para hacer el viaje estaba bien. Calculamos mal. Tres días resultaron más que suficientes para ver la costa, y fueron unos días muy tranquilos sin muchos sucesos, quizás también porque ya no teníamos mucho presupuesto para hacer actividades. Paramos primero en Kaikoura, un pueblo bonito y bastante turístico, famoso por su vida marina. Con un poco de suerte puedes ver ballenas, focas, pingüinos y albatros. Acampamos en un sitio gratuito del DOC, al lado del mar (y de una colonia de focas!).

Empezamos el día siguiente con una ruta de senderismo corta de 2h, subiendo una cima detrás del sitio de acampada. Pasamos por una ciudad no muy atractiva llamada Blenheim, centro de la región agrícola, pero desde luego no tenía mucho que ofrecer al viajero más que algunos buenos supermercados
.
Esa noche acampamos en otro sitio DOC al lado del mar, y a la mañana siguiente nos despertamos con la lluvia. Ese día nos fuimos pronto a Picton, a un camping de pago y apenas salimos del camping en todo el día, ¡no paraba de diluviar! Pero la verdad es que no nos pudimos quejar mucho, durante todo el tiempo que llevábamos en NZ, no nos había llovido ningún día, y aquí normalmente llueve mucho.

Al día siguiente, las nubes ya se habían ido a otra parte y el viaje de 3h en ferry fue agradable. Llegamos a la capital Wellington a por la tarde, y tras buscar un parking que no nos llevara a la bancarrota, nos fuimos al Museo de Nueva Zelanda, también llamado Te Papa (“Nuestro Hogar”en maorí). Es conocido como el mejor museo del país y la verdad es que está muy currado. Hay exposiciones sobre la cultura maorí, sobre la historia natural, los primeros europeos y la cultura contemporánea. Es todo muy interactivo y con mucha tecnología, hay hasta un salto de puenting virtual y una casa sacudida por un terremoto. Y lo mejor de todo, ¡es gratis!

Wellington nos pareció un sitio agradable para pasar unos días pero el problema era el alojamiento. Como dice la Lonely Planet, las zonas de acampada son tan raras como el café malo. El camping más cercano a la ciudad estaba en un suburbio poco atractivo a unos 13kms del centro, y además era de pago. Al final, tras un buen cappuccino en un sitio “chic” decidimos despedirnos de la ciudad y nos fuimos 40km a un parque natural donde nos dejaban acampar por unos 6 euros. Cuando llegamos ya era de noche y no vimos lo bonita que era la zona hasta el día siguiente. Este parque, Kaitoke Regional Park, tenía varias opciones de senderismo (desde 15min hasta 6h), puentes colgantes sobre un río ruidoso y algún dato de interés para los amantes de ESDLA, ya que se grabaron aquí las escenas de Rivendell. La verdad es que hay que tener mucha imaginación para ver más que una tranquila tala de bosques, pero por lo menos nos divertimos sacando algunas fotos frikis con el cartel!

Tras un picnic por allí, seguimos hacia el norte y para “acortar” el camino cogimos una carretera de montaña de grava increíblemente sinuosa y estrecha. ¡De atajo nada! Llegamos a la reserva natural de Okaki a media tarde, con suficiente tiempo para hacer una corta ruta de senderismo por un paisaje muy bonito- más montañas, ríos y estrechos puentes colgantes. Por la noche acampamos en un sitio del DOC gratuito unos kms más al norte por la carretera principal.

El día siguiente conducimos casi sin paradas por la carretera general a Wanganui. Con 50.000 habitantes, es una ciudad medianamente grande en Nueva Zelanda. Aquí ya empezamos a notar la presencia maorí. Casi todos los maoríes (15% de la población del país), viven en la isla norte. El barrio donde nos quedamos (en un camping de pago) tenía un colegio maorí y hasta su propia marae (sala comunitaria para uso social, religioso…). La ciudad es bastante agradable, situada en la orilla del río con el mismo nombre.
El día siguiente hicimos una ruta (sobre ruedas) muy famosa, la Wanganui River Road. Esa una carretera muy estrecha que sigue el río durante unos 100kms. A lo largo del camino hay bonitos miradores, senderos y comunidades maoríes. El viaje duro todo el día y llegamos por la tarde a Ohakune, al sur del gran Parque Nacional Tongariro, justo a tiempo para una visita a la oficina de turismo antes de que cerraran. Teníamos planeado hacer la “Tongariro Alpine Crossing”, considerada la mejor ruta de un día del país, pero requiere un poco de planning.

La ruta es de unos 19kms y no es circular. Por lo tanto se necesita transporte en algún tramo. Nos advirtieron en la oficina de turismo que últimamente había ocurrido muchos robos en coches aparcados en los extremos del sendero y nos recomendaron no dejar el coche allí. Por lo tanto lo que hicimos fue coger un servicio “shuttle” por 35 dólares, un autobús nos llevó a las 7 de la mañana de Ohakune hasta el principio del sendero y que nos recogió en el otro extremo 7 horas más tarde. Es un sendero cansado, con desnivel y bastante “técnico” en algunos tramos, pero el paisaje es fantástico y con un poco de suerte se pueden ver los tres picos volcánicos del parque. El pico Ngauruhoe, (2291m) es quizás el más impresionante. De hecho, “interpretó” al Monte del Destino en las películas de El Señor de los Anillos.

Nuestro shuttle nos trajo sanos y salvos (pero con alguna que otra ampolla en los pies) de vuelta a Ohakune, donde pasamos otra noche en un sitio del DOC.

Tras esta aventura necesitábamos una ducha caliente y algunos mimos, así que la pequeña ciudad de Taupo con fuentes termales nos pareció una buena opción. ¡Pero esto es otra historia!

 

Kaikoura

Kaikoura

Kaikoura

Kaikoura

Diluvio en Picton

Diluvio en Picton

Momento friki en Kaitoke Regional Park

Momento friki en Kaitoke Regional Park

 Kaitoke Regional Park

Kaitoke Regional Park

Paisaje en Okaki

Paisaje en Okaki

Wanganui river

Wanganui river

Ohakune

Ohakune

Parque Nacional de Tongariro

Parque Nacional de Tongariro

Parque Nacional de Tongariro

Parque Nacional de Tongariro

El "Monte del Destino"

El "Monte del Destino"

Lagos de Esmeralda (Emerald Lakes)

Lagos de Esmeralda (Emerald Lakes)

En la tierra de Mordor, donde se extienden las sombras...

En la tierra de Mordor, donde se extienden las sombras...

8 abril, 2012

Fiordos, glaciares, caballos,El Señor de los Anillos, tostadas robadas y más historias

30 de marzo – 8 de abril de 2012

Queenstown-Milford Sound-Te Anau- Catlins-Glenorchy- Wanaka-Franz Josef- Arthurs Pass-Christchurch

Nueva Zelanda se ha convertido rápidamente en nuestro país favorito. Si no estuviera en la otra punta del mundo, recogeríamos los pocos trastos que tenemos guardados en España y emigraríamos a este país tan hermoso, limpio y amable. El paisaje es simplemente fantástico. Cada pocos kilometros hay que parar el coche para sacar fotos de lagos turquesas y montañas cubiertas de nieve. No es sorprendente que este país haya sido el escenario de muchas pelis, como El Señor de los Anillos (el país está lleno de viajeros frikis, buscando el hábitat de los hobits) o Las Crónicas de Narnia.

También hay que reconocer que el tiempo influye mucho. Hemos tenido una suerte tremenda con el tiempo. En dos semanas no hemos tenido ni una gota de lluvia, ni siquiera en la costa oeste, que es uno de los lugares más lluviosos del mundo.

Desde la última entrada en este blog hemos hecho tantas cosas que sería difícil y largo contarlo todo en detalle, así que aquí va un resumen.

Tras dos días de adrenalina en Queenstown nos fuimos a Milford, en la famosa Fiordland- la tierra de los fiordos-  que está a unas 5 horas en coche. La carretera era muy escénica pero no tuvimos tiempo de detenernos mucho ya que teníamos billetes para el último ferry que salía a las 15h. El itinerario a bordo dura una hora y media, y da un paseo por un de los fiordos más bonitos del mundo, el Milford Sound. Tras el tour tuvimos que buscar un sitio barato donde acampar antes que se hiciera de noche (ahora con el cambio de hora el sol se pone sobre las 18.30h). Siendo un parque nacional no está permitido aparcar la caravana donde quieras, solamente en los sitios asignados por el DOC (Departamento de Conservación); muchos son gratuitos pero en Fiordland había que pagar unos 3 euros por persona.

El día siguiente madrugamos para hacer una ruta de senderismo de unas 6 horas por las montañas del parque nacional y por la noche acampamos en un camping de pago en Te Anau (ahhh, ducha caliente). El próximo destino fue la zona de los Catlins en la costa Sur, a unos 200km de Te Anau. Es un área que recibe menos turismo que los Alpes Neozelandeses, es muy tranquila y bonita y tiene muchas carreteras sin asfaltar. Aquí tuvimos un pequeño incidente con el coche- una piedra se atascó en el eje delantero de la caravana- ¡el ruido de la piedra rayando el eje era horrible! Esto pasó cuando estábamos justo a 50m de un camping, así que paramos esa noche allí y llamamos a asistencia en carretera, quienes nos aseguraron que enviarían a alguien la mañana siguiente. No apareció nadie, volvimos a llamar y nadie sabía nada de nosotros. Pero nos recomendaron conducir y aseguraron que la piedra se caería por sí sola, cosa que pasó después de unos 200km.

De los Catlins volvimos otra vez a la civilización de Queenstown. Aquí hicimos la segunda excepción en nuestra dieta de caravana y comimos en un sitio de visita obligada en esta ciudad- todo el mundo habla de él y se llama Fergburger. Las hamburguesas son legendarias por su tamaño- no hace falta pedir patatas para acompañar. También hay alternativas vegetarianas como la Bun Laden (con Falafel).

En la muy eficiente oficina de turismo paramos para reservar una ruta a caballo para mí (los chicos eligieron un plan alternativo) en los prados fuera de Glenorchy, donde se grabaron varias escenas del Señor de los Anillos (entre otras, Las Montañas Nubladas, Pico Caradhras). La manera más auténtica de disfrutar de este paisaje es a caballo. La ruta era muy bonita y cruzaba varios ríos, aunque no cabalgábamos de forma tan elegante como Aragorn J .

La noche anterior a la ruta a caballo habíamos dormido en un sitio más o menos legal (las multas son tremendas) así que la siguiente noche en Wanaka preguntábamos en la oficina de turismo donde podríamos acampar de manera económica. Nos dirigió a un campo de cricket a 15 min del pueblo donde una señora mayor nos dio cobijo y ducha caliente por 3 euros/persona.

Al día siguiente nos tomamos la mañana con calma, e hicimos una ruta ligera alrededor del lago Wanaka. El pueblo parece un pequeño Queenstown, con menos jaleo y con unos alrededores incluso más bonitos. Por la tarde hicimos 300km por carreteras de montaña y llegamos justo al atardecer al pequeño pueblo de Franz Josef. Teníamos el camping y la excursión que íbamos a hacer ya reservados desde Queenstown porque es un sitio muy popular (de hecho, tuvimos que cambiar los planes porque las plazas estaban agotadas para el día que queríamos ir). El camping estaba bastante bien y abundaban los mochileros (pero nos quedamos con la duda: ¿Quién nos robó nuestras tostadas en la cocina comunitaria?)

El pueblo de Franz Josef no tiene nada de interés, pero sí lo tiene el glaciar con el mismo nombre y que está a 4 km. Aquí hicimos una ruta guiada sobre el hielo de un día entero. Encontramos a unos pocos valientes que iban independientes, pero necesitas conocimiento y mucho equipamiento para hacer eso: el glaciar es un sitio bastante peligroso. Cuando llegamos por la mañana nos equiparon con botas, crampones, impermeables, guantes, calcetines de lana y nos explicaron la ruta y las precauciones. Luego, durante unas 6 h, nuestro guía Ben nos llevó por la superficie del glaciar, evitando las peores grietas y pasando por algunos túneles de hielo. Básicamente el guía iba abriendo camino con un pico, y por algunos sitios estaban tan estrechos que pasábamos un poco de miedo. La excursión era muy buena, pero casi lo mejor de ese día fue lo que vino después: En el pueblo hay unas piscinas termales (temperaturas de 36, 38 y 40oC) y la entrada estaba incluida en la excursión. Ese tipo de cosas siempre están bien, pero con el cuerpo molido y los pies helados, ¡está simplemente genial!

Otra noche de camping en Franz Josef, y seguimos por la costa hasta el pueblo de Hokitika para una parada técnica (la mayoría de sitios estaban cerrados siendo Viernes Santo) y luego nos metimos por el interior y llegamos por la tarde a Arthurs Pass, el pueblo más alto de Nueva Zelanda (donde viven la friolera de 62 habitantes). Nos informamos bien en la oficina del DOC sobre las condiciones del Parque Nacional y acampamos en uno de sus sitios gratuitos. El día siguiente hicimos una ruta de senderismo muy exigente (con un desnivel de 1300m), pero con unas vistas fantásticas. Otra noche un camping gratuito del DOC y sin ducha… ¡Menos mal que los tres olíamos igual de mal!

Ya se acercaba la fecha de partida de nuestro amigo Rum y teníamos que volver a Christchurch, a unos 150 km de Arthurs Pass. Aprovechamos esa última tarde para ver el centro (está totalmente derrumbado tras los dos terremotos) y tomar unas últimas cervezas.

Solitos otra vez pero con muchos recuerdos buenos!  (Las fotos abajo por cortesía de nuestro nuevo fotógrafo).

Gastos medios:

Crucero en Milford: 30 euros

3 horas a lomos de un caballo: 90 euros

Excursión de un día entero por un glaciar: 110 euros

Fiordos en Milford Sound

Fiordos en Milford Sound

Buscando el camino en Fiordland

Buscando el camino en Fiordland

Sólo Rum se atrevió a bañarse en el mar

Sólo Rum se atrevió a bañarse en el mar

Playa en los Catlins

Playa en los Catlins

A bordo del crucero en Milford

A bordo del crucero en Milford

Camino a Glenorchy

Camino a Glenorchy

Vista en los Catlins

Vista en los Catlins

Wanaka

Wanaka

Paseando a caballo

Paseando a caballo

Arthur's Pass: ¡hemos llegado a la cima!

Arthur's Pass: ¡hemos llegado a la cima!

Centro de Christchurch (tras el terremoto)

Centro de Christchurch (tras el terremoto)

Los tres en el glaciar

Los tres en el glaciar

Glaciar Franz-Josef

Glaciar Franz-Josef

29 marzo, 2012

Primeras aventuras en Nueva Zelanda

25-29 de marzo de 2012

Christchurch- Lake Tekapo-Mt Cook- Queenstown

Dejamos Fiji y el calor, y tras un vuelo de cuatro horas llegamos a Christchurch, la ciudad más grande de la isla Sur de Nueva Zelanda.

En el aeropuerto nos quedamos sorprendidos con el “bio-check”, el estricto control de aduana que tienen para proteger la delicada naturaleza de este país. Tienes que declarar todo tipo de productos biológicos: comida, bebidas, botas de montaña sucias, collares de conchas, etc… Así que nos confiscaron nuestras botas y cinco minutos más tarde nos las devolvieron impecables. No creas que puedes ahorrar unos minutos “pasando” de declarar; miran todos los bultos en el escáner de rayos X y si hay algo que deberías haber declarado te multan en un momento.

Fuimos directamente del aeropuerto a recoger nuestra caravana. Repetimos con Jucy; la caravana es igual de verde fosforito pero más grande, ya que durante dos semanas nos acompañará nuestro amigo Rum. La noche la pasamos en un camping de pago a 10 min del aeropuerto, y el día siguiente nos levantamos temprano para hacer la compra y llenar la caravana de latas de tomate y paquetes de pasta (y cerveza). Volvimos al aeropuerto para recoger a Rum (que llevaba a cuestas un “breve” viaje de 36h) y, ¡en marcha!

Ese primer día recorrimos unos 200km y llegamos por la tarde al Lago Tekapo, de un color turquesa increíble. Situado al lado del lago está la capilla más famosa de Nueva Zelanda, muy popular para (pequeñas) bodas. Cerca del lago había un camping de pago pero nos parecía bastante caro (y encima las duchas calientes se pagaban aparte, ¡que morro!), así que al final aparcamos la caravana en medio de un descampado. En Nueva Zelanda puedes acampar casi en cualquier sitio (mientras no haya cartel de “No Camping”) si tu caravana está equipada con baño (la nuestra tiene uno portátil que esperamos no tener que utilizar).

Tras una noche muy fría (por la mañana hacía unos 7 grados dentro de la caravana), seguimos nuestra ruta hacia la montaña más alta del país, el Mt Cook (de 3745m de altura). Allí hicimos una ruta de senderismo de unas 4h, pasando por dos puentes colgantes y bloques de hielo. La noche la pasamos en un camping de pago (necesitábamos una ducha caliente) en el pequeño pueblo de Twisel.

Nos levantamos con el sol (sobre las 7.30h) y salimos con dirección a Queenstown, a unos 200km- ¡la capital de la adrenalina! Aquí nos queríamos quedar en el mismo centro así que nos tuvimos que ir a un camping de pago de nuevo.

Nos quedamos dos noches, aunque en caso de haber tenido más tiempo (y presupuesto) nos habríamos quedado una semana. Hay tantas cosas que hacer: una auténtica Disneylandia para adultos. Posibles actividades (hay muchas más): rafting en aguas bravas, parapente, barranquismo, paracaidismo, bicicleta de montaña, escalada, equitación, senderismo, pesca, frisbee golf, y por supuesto, puenting. Para celebrar el cumple de Rum, los chicos se decidieron por hacer un salto al vacío desde una plataforma situada a lo alto de una montaña. Un salto de unos 47m- uno de los bungees más light (el más alto es de 134m). Después tocaba una copa en el bar de hielo “Below Zero” de Queenstown donde hace una temperatura de -5 grados y los vasos son de hielo (menos mal que daban guantes y abrigos).

Queenstown nos ha gustado mucho- situada entre montañas cubiertas de nieve y lagos azules, y con un ambiente divertido. ¡Esperamos volver!

Gastos medios:

Salto de puenting: 110 euros

Camping de pago en Queenstown: 12 euros/persona

Entrada y copa en Below Zero: 6 euros(precio con descuento), 19 euros (precio normal)

Nuestra casa con ruedas

Nuestra casa con ruedas

Lago en hooker valley

Lago en hooker valley

Puente sobre hooker valley

Puente sobre hooker valley

Dentro de la caravana

Dentro de la caravana

Iglesia con encanto en el lago Tekapo

Iglesia con encanto en el lago Tekapo

Vista sobre Queenstown

Vista sobre Queenstown

Brindando por nuestro viaje con cerveza local

Brindando por nuestro viaje con cerveza local

En el bar de hielo; ¡qué frío!

En el bar de hielo; ¡qué frío!

Rum cayendo al vacío (con estilo)

Rum cayendo al vacío (con estilo)

Raúl cayendo al vacío (con menos estilo)

Raúl cayendo al vacío (con menos estilo)

Salto con vistas a Queenstown

Salto con vistas a Queenstown

Orgullosos de nuestra hazaña

Orgullosos de nuestra hazaña

7 marzo, 2012

Caravaning en Australia: Parte III

27 de febrero- 3 de marzo de 2012

Portland-Port Campbell – Otways National Park – Airey’s inlet – Queenscliff -Melbourne

Distancia total: 800km

Después de pasar mucho calor en los Grampians, nos apetecía otra vez un poco de costa. En unas cuatro horas habíamos bajado a Portland. Esta ciudad no es muy turística, ya que la transitada “Great Ocean Road” no empieza hasta unos 100km más al Este.  Es cierto que no es un lugar muy pintoresco- más bien industrial-  pero a a pocos kms en un cabo está un faro (el primero que vimos de muuuuchos), una playa largíssima y una cafetería italiana muy mona.

Aquí acampamos en un camping de pago, y en seguida nos dimos cuenta que ya estábamos recorriendo de nuevo la ruta de los mochileros. Aquí nuestros vecinos eran jóvenes mochileros italianos, franceses y alemanes (en el interior eran más bien familias y jubilados australianos). La cocina estaba en un estado un poco deplorable, parece que por donde van los mochileros también pasa un huracán… Por favor, si algún  mochilero que viaja por Australia lee esto: No seas cochino y friega tus platos! J

Al día siguiente, tras la parada en el “pijo” Port Fairy, cogimos esa carretera tan famosa – Great Ocean Road. Discurre a lo largo de la costa durante unos 300kms, pasando por playas de surf  fantásticas, parques nacionales e impresionantes acantilados. Es un destino mochilero muy popular. Desafortunadamente el camping gratuito está permitido en muy pocos sitios, y las multas son impresionantes. Además piensan en todo: en otros sitios de Australia habíamos visto carteles de “no camping” (una tienda de campaña tachada) pero que se podía (mal)interpretar como que sólo se refería a tiendas de campaña. Pero aquí, aparte del famoso cartel, ponía en mayúsculas: No permitido dormir en el coche. Pasamos una noche en Johanna Beach (llamado así por un barco que naufragó aquí), donde sí estaba permitido acampar. Las otras dos noches las pasamos en campings de pago en Port Campbell y Aireys Inlet.

Hay muchas paradas interesantes a lo largo de la carretera. Una obligatoria es la de los Twelve Apostles (los Doce Apóstoles) – pilares de roca producidos por la erosión del mar. Producto de una buena estratégia de marketing: los pilares nunca fueron doce, pero se pensaba que un nombre tan legendario atraería a los turistas. Ahora mismo se pueden ver, desde el mirador, siete pilares. Y con un poco de dólares, hasta once desde un helicóptero.

En el cabo Otway, un poco más al este, está el faro más famoso de Australia. Desafortunadamente la entrada no entraba dentro de nuestro presupuesto. Pero, para nuestra sorpresa, cuando volvíamos (un poco decepcionados) del faro, encontramos unos árboles de eucalipto que daban cobijo a decenas de koalas. No parecían muy energéticos, ¡apenas se movían!

El último día en esta carretera hacia muchísimo viento (proveniente por lo visto de la Antártida, y muy frío!) y no pudimos visitar ninguna de las cascadas que teníamos pensado. Paramos en una de las playas de surf más famosas del mundo: Bells Beach. Viendo el oleaje, no pudimos estar más de acuerdo con el eslogan grabado en una roca: Respect the Ocean.

La última noche antes ir a la gran ciudad, la pasamos en una de las penínsulas que forman la bahía de Melbourne: La Bellarine. El estrecho situado entre las dos penínsulas es una de las aguas más peligrosas del mundo, y prueba de ello son los numerosos naufragios que han tenido lugar a lo largo de la historia. Aquí hay varios pueblitos agradables donde los Melbournians vienen a pasar el fin de semana. Nos quedamos en un camping de pago en Queenscliff, paseando por la playa, y como no, tomando un buen café.

El día siguiente encendimos por primera vez en mucho tiempo el GPS, para poder llegar sin demasiados desvíos y evitando los peajes, a Melbourne. Cosa que no fue tan fácil como habíamos esperado.

Gastos medios:

Camping de pago: entre 20-25 euros

Café italiano en el faro de Portland: 3 euros

Sol y playa!!

Bells Beach

Mucho viento en Queenscliff

Algunos de los doce apóstoles

Llegó el mal tiempo

Un café "Vienna" en Queenscliff

Johanna Beach

Faro de Portland

26 febrero, 2012

Caravaning en Australia: Parte II

20-26 de febrero de 2012

Eden- Snowy Mountains-Bendigo- Grampians

Distancia total: 1200 km

Salimos de Eden con dirección noroeste, hacia la pequeña ciudad de Cooma donde recogimos toda la información que necesitábamos sobre las Snowy Mountains, o como las llaman aquí, las Snowies. Gran parte de las Snowies está dentro del parque nacional Kosciuszko (el nombre viene de un explorador polaco), que es uno de los parques nacionales más populares de esta parte del país. Como podéis imaginar por el nombre (no se llaman las Snowies por nada), en invierno se convierte en un concurrido resort de esquí, y los precios de alojamiento son astronómicos, pero en verano hay espacio para todos y el acampar es casi gratis. Aquí se encuentra el pico más alto de Australia (Mt Kosciuscko-2228m), naturaleza virgen y un montón de senderos largos y no tan largos- así que nuestra idea era quedarnos por lo menos un par de días.

El primer día hicimos un poco de reconocimiento de la zona y tomamos café en un pueblo extraño llamado Jindabyne. Allí rellenamos el tanque de agua (no hay agua potable en el parque, ni baños con agua) y nos buscamos un sitio para pasar la noche. Para entrar en la parte sur del P.N Kosciuszko hay que pagar entrada, $16 por vehículo y es válido para 24h. Hay muchos sitios de acampada dentro del parque nacional que se pueden usar, pagando la entrada, claro. Así que pagamos por dos días y aparcamos la noche en un sitio cerca del pico y la ruta que íbamos a hacer el día siguiente. La verdad es que, allí en el medio del bosque, nos dimos cuenta que habría sido bastante difícil controlar las entradas de todo el mundo, pero ya que en Australia pone tantas facilidades (gratuitas) para el viajero, nos sentimos felices de contribuir un poco con el mantenimiento.

Cuando se había puesto el sol sacamos un poema que nos habían dado en la oficina de turismo de Cooma: The Man from Snowy River de Banjo Paterson. El “río nevado” nace en estas montañas y el poema trata de un hombre de la zona que doma caballos salvajes (todavía los hay por aquí). No habíamos oído nada sobre este poema pero ahora aprendimos que era una especie de orgullo nacional y literario. Así que, ¿qué sitio podría ser más adecuado para leerlo por primera vez que al lado del río Snowy bajo las estrellas?

Esa noche la pasamos allí bastante solitos (un en entorno digno de la Bruja de Blair) y nos levantamos temprano para empezar el objetivo del día, una ruta de senderismo de 22 km que incluía el pico más alto del país.

¡Ese día lo pasamos genial! El sendero pasaba por unos paisajes preciosos, lagos y ríos fríos, y algún que otro precipicio. Coincidimos con muy poca gente en todo el día, quizás porque había hecho muy mal tiempo los últimos días. Nosotros tuvimos suerte, aunque vimos unas nubes negras muy amenazadoras en la distancia. Con los pies cansados y la cámara llena de fotos cogimos el coche y nos fuimos a otra parte del parque para pasar la noche. Este camping parecía la residencia de un clan de canguros, ¡vimos por lo menos unos 50!

El tercer día en las Snowies nos dirigimos a la parte norte del parque, menos alpino y donde no hace falta pagar entrada y es gratis acampar. Si hacéis la cuenta, os podéis imaginar que necesitábamos urgentemente una ducha! Ya que los sitios de acampar en el norte eran iguales de espartanos como el sur, no había mucha esperanza allí. Pero una mujer muy entusiasta de la oficina del turismo en Cooma nos había recomendado una piscina natural encima de una fuente termal (que aparte de ser gratuita, siempre tenía la misma temperatura, unos agradables 27 grados). La aprovechamos bien hasta que empezó a llover a cántaros. Yendo más al norte esa lluvia se convirtió en granizo y nieve así que ese día no pudimos hacer mucho más.

Acampamos al lado de un lago que parecía un “loch” escocés y paró de llover justo para una preciosa puesta de sol.

Puesta de sol desde el camping

Puesta de sol desde el camping

Las vistas a 2000m de altura

Piscina termal: a falta de ducha

Uno de los lagos cristalinos

Uno de los lagos cristalinos

Ya hemos llegado a la cima

Un descanso por favor!

Parque Nacional Kosciuszko

Acampamos aquí, al lado del río nevado

El cuarto día nos despedimos de las Snowies y del frío, y tras una breve parada en un super en Tumut (¡llevábamos 4 días comiendo comida de latas y nos apetecía algo fresco!), conducimos unos 500km al suroeste, al estado de Victoria. Pasamos por ciudades como Holbrook, la ciudad del submarino (¿a 400km de la costa más cercana?).Tras unas horas en el coche nos dimos cuenta del cambio de temperatura. El norte de Victoria era seco, muy seco, y hacia muchísimo calor. Pasamos por una ciudad donde el termómetro marcaba 45 grados, cuando nos había nevado el día anterior. No habíamos pasado tanto calor desde quizás Rajastán, La India.

Paramos para la noche en un camping (de pago) en Bendigo, una ciudad medianamente grande para Australia. Al día siguiente solo tuvimos que conducir unos 200 km para llegar a nuestro destino, el pueblo de Halls Gap en el parque nacional Grampians.

Este parque no podía ser más diferente al anterior. Montañas quemadas, cañones, cascadas, rocas gigantes y mucho, mucho calor. También es una zona con mucha historia (no de la de los últimos 200 años, ¡sino de bastante antes!) y donde se encuentra un centro de cultura aborigen importante. La entrada al parque es gratuita. Aquí nos planteamos o bien quedarnos a dormir en el mismo parque en plan básico, o en un camping de pago. Optamos por lo último por dos razones: no había mucha diferencia en precio (nos ahorraríamos unos 5 euros durmiendo en el parque), y con la ola de calor se agradecía una ducha al final del día. Tampoco podríamos haber cocinado nada en el parque, porque debido a las altas temperaturas y viento, había una prohibición total de hacer fuego de cualquier tipo.

Pasamos dos días interesantes en este parque nacional, aprovechando las mañanas y las últimas horas de luz por que a mediodía no se podía ni estar en el sol. Ahora apetece un poco de brisa marina y un buen baño, así que siguiente destino, la playa.

Precios medios:

Entrada a P.N Kosciuszko: 12 euros

Camping en P.N Grampians: 10 euros

Camping de pago en Halls Gap: 15 euros

Grampians

Cascadas Mackenzie en Grampians

Grampians

Uno de los cañones de los Grampians

En el pico más alto de los Grampians

19 febrero, 2012

Caravaning en Australia: Parte 1

13-19 de febrero de 2012

Sidney – Blue Mountains- Kangaroo Valley- Jervis Bay- Narooma- Eden

Distancia recorrida: aprox 800km

Tras unos días soleados y divertidos en Sidney, ya era hora para ponernos al volante. La ruta principal de caravanas en Australia sigue la costa unos 2000km hasta Cairns en el Norte, y pasa por magníficas playas de surf, parques nacionales y la Gran Barrera de Coral. Pero como ya habíamos visto bastantes playas en el Sureste Asiático, no somos surferos y además ahora es época de lluvias en el Norte, decidimos hacer una ruta alternativa. Nuestra idea es ir de Sidney a Melbourne, con bastantes desvíos, en 3 semanas.

Salimos del centro de Sidney para recoger nuestra pequeña, y poco discreta, caravana. Salir de Sidney no era muy fácil, teniendo en cuenta que había que conducir por la izquierda (¡sobre todo las rotondas eran muy confusas!). Pero cogimos el truco pronto, y ya fuera de la ciudad era “todo tieso” durante 80km hasta Katoomba y las Montañas Azules.

Cuando llegamos, llovía… a cántaros. Enseguida buscamos la oficina de turismo (parece que cada pueblo, por minúsculo que sea, tiene una), cogimos unos mapas y localizamos la zona de camping (de pago). Este camping por suerte tenía una cocina cubierta (y tres o cuatro “barbies” [barbacoas] eléctricas- ¡no pueden faltar!) porque aunque nuestra caravana trae un pequeño hornillo de gas, era complicado con la lluvia y el viento.

No dormimos nada mal esa primera noche (un poco apretados pero más o menos cómodos) y la siguiente mañana estamos listos para explorar la zona. Hicimos una ruta de senderismo de unas 4h y vimos cascadas, viejas minas y, por supuesto, montañas azules. Terminamos el día viendo los “Three Sisters”- formaciones rocosas muy fotogénicas, y el símbolo de esta zona.

¿Veis las tres hermanas?

Blue Mountains

Preparando una pasta

Blue mountains

Por este puente llegas a los Three Sisters

Así es la caravana por dentro

Tras otra noche en el camping, arrancamos para Kangaroo Valley. Otra visita a una oficina de turismo (¡los baños están muy limpios!) y con un mapa nuevo visitamos las cascadas Fitzroy y el  valle muy pintoresco que da nombre a la región (pero no vimos ningún canguro). Aquí aprendimos que cualquier pueblo/edificio/puente que tenga más de 100 años se considera histórico. Tomamos un helado en una cafetería “histórica” y seguimos hacia la costa. Ya era tarde cuando llegamos a Jervis Bay, una bahía famosa por playas perfectas de arena blanca y aguas turquesas. Estábamos cansados y el medidor de gasolina estaba bajando peligrosamente, así que acampamos en el primer sitio que vimos- una playa con mesas de picnic y con baños públicos y donde no había ninguno de esos carteles tan hostiles de “No Camping”. Esa noche por suerte hizo buen tiempo y hasta pudimos hacernos una tortilla!

Al día siguiente visitamos Booderee National Park, uno de los 516 parques nacionales de este país. Allí nos encontramos con nuestro primer canguro en la carretera (nadie salió herido), y paseamos por los bosques del parque y las playas (el agua estaba muy fría!!).

Esa noche necesitábamos una buena ducha (con agua caliente) y nos fuimos a un camping de pago otra vez. ¡Cuánto les gusta a los aussies hacer acampada! Vimos algunas caravanas y tiendas de acampada realmente enormes y con mil accesorios. Pero nos dimos cuenta que, aparte de una ducha poco respetuosa con el medio ambiente, nuestros 30$ no estaban muy bien invertidos. La zona de cocina consistía en 3 “barbies” eléctricas (poco uso para dos vegetarianos con muchas latas de salsa de tomate y paquetes de pasta) y no había ni frigo ni microondas. Estaba pensado para la gente en esas caravanas enormes que viene con todo incluido.  Desde ese momento decidimos que lo nuestro sería caravaning a lo económico – alternando noches acampando en parkings, playas y zonas de picnics con algunas noches en campings de pago.

Cascadas Fitzroy

Puente histórico en Kangaroo Valley

Kangaroo Valley

Parque Nacional Booderee

El día siguiente seguimos la costa, y después de algunas paradas llegamos por la tarde al pueblo de Narooma, un lugar bonito y muy tranquilo donde nos sacamos unas fotos con la roca Australia – una roca con un hueco en medio que tiene la forma de Oz (así llaman a Australia la gente de aquí), y con unas focas que estaban allí descansando J . Esa noche la pasamos en un pequeño parking al lado del mar y con nuestro baño propio. Por la noche había tormenta, pero cuando nos despertamos con el amanecer, al lado del mar y esa playa tan hermosa, los dos tan solitos, pensamos que era uno de esos momentos “que no tienen precio”.

Seguimos la carretera hacia el sur, siguiendo las caravanas (de aussies, no las alquiladas) que van de un pueblo pintoresco con playa preciosa, a otro. Paramos en otros dos parques nacionales, Wallaga y Mimosa Rocks, y vimos muchos canguros. Por la tarde llegamos al último pueblo costero que vamos a visitar por ahora, Eden. Aquí el camping estaba tan preparado, con cocina equipada y baños muy limpios, que decidimos quedarnos dos noches. Un sitio ideal para recargar las pilas (las nuestras y de los aparatos electrónicos) antes de nuestra siguiente aventura en las Snowy Mountains.

Australia Rock

Amanecer desde la caravana

Unos canguros amistosos

Parque Nacional Mimosa Rocks

Precios medios:

Alquiler de una pequeña caravana: depende del modelo, de la época del año, si quieres seguro todo riesgo y más cosas – pero puede ser desde los 30-80 euros/día.  Mucha gente que viaja durante meses por Oz se compra una de segunda mano pero si solo vas a estar unas semanas a lo mejor no merece la pena el papeleo.

Llenar el depósito: 50 euros

Noche en un camping de pago: 15-25 euros

 

10 febrero, 2012

Nuestros favoritos del Sureste Asiático

Hemos pasado tres meses y medio en el Sureste Asiático. Innumerables templos, muchos viajes en tuk-tuk y, por lo menos, un plato de arroz frito al día.
No nos sorprende nada haber comprobado que esta zona es el número uno de destinos mochileros en el mundo. Templos en la jungla, preciosas playas de arena blanca, miles de cursos, excursiones, actividades y aventuras y lo que sin duda alguna tiene que ser la mejor relación calidad-precio del mundo (y no sólo hablando de comida).

Aquí vienen nuestros favoritos del Sureste Asiático- SEA- sin ningún orden en particular:

Angkor Wat (Camboya) Si, los vendedores son feroces y los conductores de tuk-tuk más pesados que en ningún sitio, pero, estos majestuosos templos que han resistido las fuerzas del tiempo y de la naturaleza, son de visita obligatoria al SEA.

Experiencia Gibbon (Laos). Tirándonos al vacio con la tirolina, durmiendo en una cabaña en un árbol a 30 m del suelo y despertándonos con los cantos de los gibones.

Chiang Mai (Tailandia). Esta ciudad del norte de Tailandia es uno de los pocos sitios donde hemos pensado “hmmm, aquí podríamos vivir…”. Comida increíble y barata, un clima agradable, cultura interesante, los mejores masajes thais del país, suficientes cursos y actividades para años, y naturaleza y montañas a la esquina.

Singapur. El antídoto perfecto tras 3 meses en la caótica India! Rascacielos, centros comerciales de ocho plantas, pasos de cebra, aceras y todo brillando relucientemente.

Ubud (Indonesia). La capital cultural de Bali es como una Chiang Mai indonesia. Rodeada de verdes campos de arroz, con cientos de sitios carismáticos y baratos donde comer y alojarse, Ubud es el sitio perfecto para sumergirse en la cultura balinesa. Durante el día, paseos por el campo, cursos de comida balinesa o de batik y yoga, y por la noche, espectáculos de baile y ceremonias. No es extraño que la gente vuelva año tras año.

Cueva Kong Lo (Laos). Fue toda una aventura sólamente llegar a este sitio remoto de Laos, y otra aventura pasar por esta cueva de 7 km de longitud en un barquito inestable y casi en total oscuridad.

Playas de Ko Phi Phi (Tailandia). Nuestra primera impresión cuando llegamos a Ko Phi Phi fue… WOW! Votadas como las playas más bonitas de nuestro planeta, no pudimos más que estar de acuerdo.

Comida de la calle (¡todos los países!). Comer en el SEA es toda una gran (y baratísima) experiencia. Nuevos sabores y olores (y colores), y hay cosas para todos los gustos (incluido cucarachas fritas y huevos “embrión”).

Volcanes de Java (Indonesia). No importan el madrugón ni el pelete, cuando sale el sol todo es revelado- picos de miles de metros que echan humo, y debajo, la jungla, todavía entre la niebla.

Playa de Ko Phi Phi (Tailandia)

Chiang Mai (Tailandia)

Mt Merapi (Indonesia)

Cueva Kong Lo (Laos)

Singapur

Comida callejera (Tailandia)

Angkor Wat (Camboya)

Baile balinés en Ubud (Indonesia)

Experiencia Gibbon (Laos)

8 febrero, 2012

Ubud: corazón de la cultura balinesa

24 de enero- 4 de febrero de 2012

El turismo a Bali tiene básicamente dos vertientes. Mucha gente sólo conoce una de ellas: las playas con surfing y mucha marcha- una Ibiza en el mar de Java. Pero la otra es igualmente interesante (a su manera), y es la capital cultural de Bali, Ubud.

Aquí nos quedamos mucho más de lo que habíamos pensado inicialmente. Hay un número infinito de alojamientos buenos y baratos (y algunos no tan baratos); nosotros nos quedamos en el centro de Ubud, en un “homestay”. Teníamos un pequeño bungalow para nosotros solos, dentro de un complejo (con templo incluido) donde vivía una familia multigeneracional y numerosa. Los desayunos nos los servían en nuestra terraza y consistían en crepes y frutas tropicales.

La comida es otra razón por la que quedarse tiempo en Ubud. Decenas de restaurantes para todos los gustos y bolsillos, muchos de ellos con un componente ecológico/vegetariano/de comercio justo/vegano/macrobiótica/yóguica – sí, el ambiente es bastante “new age” o alternativo. Teníamos que ejercer mucho autocontrol para no gastar todo el presupuesto diario en comida, normalmente lo que hacíamos era hacer una comida barata (un plato indonesio en algún warung) y luego cenábamos en un sitio guay (enchiladas con guacamole, couscous, pasta primavera o hamburguesas de soja- también hay chuletones para los carnívoros), con algún que otro cappuccino.

La fascinante cultura balinesa, en una miríada de formas, es la atracción principal de Ubud. Hay cursos de pintura, batik, joyería, cocina, música y muchas otras cosas. También es un buen sitio para hacer yoga y meditación (probamos por primera vez la meditación tibetana con cuencos). Por las noches hay espectáculos de baile de varios tipos. Fuimos a ver el baile sobre fuego -el Kecak- y otro llamado Barong con unos trajes muy coloridos (fotos abajo).

Tuvimos la suerte de estar presentes durante una de las fiestas más importantes de Bali, el Galungan, que ocurre cada 210 días. Lo que se celebra durante varios días es el descenso a la tierra de los antepasados y de los dioses, que durante su estancia tienen que estar cómodos y se les presenta mucha comida y otras ofrendas continuamente. Para poder entrar en los templos nuestra familia nos prestó ropa tradicional (también, fotos abajo).

Siendo Galungan o no, la religión en Bali es muy muy importante. Se estima que las mujeres utilizan un tercio (¡!) de su tiempo despiertas en preparar ofrendas, atender ceremonias o limpiar después de las ceremonias. Lo podíamos observar en el hostal. Para alguien de fuera, todos los rituales que hacen durante el día resultan confusos e incomprensibles. Básicamente nos parecía que consistía en llevar ofrendas a los antepasados en el templo familiar, ofrendass en el templo comunitario y ofrendas en la calle, e incluía a todos los miembros de la familia (desde los nietos a los abuelos).

Después de unos días, ¡la sobredosis cultural es un hecho! Y el antídoto está a la vuelta de la esquina: verdes campos de arroz, senderos, ríos y montañas para explorar a pie o en bici.

Por último, Ubud es un buen sitio para mimarse.  Aprovechamos para darnos unos cuantos masajes balineses y ¡para cortarnos el pelo por fin!

Sabías que… la mayoría de balineses, tanto hombres como mujeres, se llaman o Wayan, Made, Nyoman o Ketut (significando el primero, segundo, tercero y cuarto- refiriéndose al orden de nacimiento). Por lo tanto, es perfectamente normal que un hombre llamado Wayan se case con una mujer llamada Wayan y, como no, que su primer hijo/hija se llame Wayan.

Para leer:Come, reza, ama de Elizabeth Gilbert

Gastos en Ubud:

Masaje balinés de 1 hora: 5 euros

Espectáculo de baile: 7 euros

Habitación con desayuno en un “homestay”: 15 euros

Corte de pelo: 3 euros

Comida barata para dos en un warung: 2-3 euros

Comida internacional para dos en un restaurante guay: 10 euros

Vestidos para la ocasión

Galungan: ofrendas preparadas por la familia

Ofrendas en la calle

El misterioso baile Kecak

Baile Barong

Baile Barong

Verdes alrededores de Ubud

En la pelu

LA comida vegetariana abunda en Ubud

27 enero, 2012

Norte de Bali y el café más caro del mundo

19-24 de enero de 2012

Después de la paliza de viaje contado en el post anterior, llegamos por fin a Bali. Mucha gente que hemos conocido por el camino nos ha hablado maravillas de esta isla, y parece una parada obligatoria en cualquier viaje por el Sureste Asiático, así que teníamos muchas ganas de conocerla.  Aunque al lado de las otras islas colosales vecinas, Bali parece pequeña en el mapa, pero es 4 veces más grande que Gran Carnaria y tiene muchas caras- las playas en el sur son para el turismo de masas, la costa norte es más relajada y recibe un turismo más mochilero, y en el interior hay volcanes, lagos, senderismo genial  y una cultura fascinante.

Las primeras noches las pasamos en la costa Norte, en una zona de playas llamada Lovina. Desafortunadamente llovía casi todo el tiempo; durante el único rato que parecía que se estaba aclarando cogimos unas bicis para dar una vuelta y volvimos empapados de barro hasta el moño. No es un lugar del que hablaremos a la vuelta, pero estuvo bien para un par de días de relax.

De Lovina cogimos un autobús (1h) hacia las montañas y el pueblo de Candi Kuning. La razón por la que vienen turistas extranjeros e indonesios aquí  es un templo hindú, Pura Ulun Danao Bratan, del siglo XVII. Situado en una pequeña isla en un lago rodeado de montañas verdes, es muy fotogénico (incluso está impreso en los billetes de 50 000 rupiah). Nos parecía un lugar espiritual muy interesante – y con mucha vida (no en estado de ruinas, sino un lugar sagrado en la actualidad). Ya que era fin de semana, cientos de hindúes devotos vestidos de manera tradicional habían venido para una especie de ceremonia; había música y olor a incienso en todos lados. La primera impresión nos ha recordado bastante a la India. Después de la ceremonia, los chicos se quedaron a pescar a la orilla del lago y familias hacían picnic en el césped.

La mayoría de la gente visita Pura Ulun como parte de una excursión organizada desde la costa. Nosotros decidimos quedarnos allí la noche y fue todo un acierto (todo menos el hotel- ya lo veréis). A mediodía había bastantes visitantes, pero por la tarde parecía que éramos los únicos extranjeros en todo el pueblo, y esto no suele pasar muchas veces en esta ruta tan concurrida. Llegando la noche, nos fuimos a buscar un sitio para cenar. El listón no estaba muy alto (ni los precios). Al final tomamos cado uno un buen plato de nasi goreng, en un warung. Warung (que en el resto de SE Asiático es conocido como “casa de tallarines”) es el nombre para los sitios más sencillos y baratos, el menú está bastante limitado y aún más para dos vegetarianos (lo más seguro es ir a por un nasi o mie goreng- arroz o tallarines fritos con un poco de verdura y huevo).

Nos quedamos en un sitio cutrecillo… Definitivamente está en el Top 3 de los peores hoteles de estos últimos 6 meses. El baño parecía un baño público (y no uno de Singapur)! Pero lo peor pasó cuando empezó a llover a cántaros a medianoche- descubrimos que el techo no era muy sólido… También nos dimos cuenta de que alquilaban habitaciones por hora. Sorprendentemente no vimos ningunos bichos variados que suelen acompañar este tipo de sitios- ni en la cama ni en el baño!

La siguiente mañana salimos corriendo del hostal e intentamos buscar algún tipo de transporte público que fuera a Munduk, el siguiente destino. Nos dijo la gente que no, que no había ningún bemo a Munduk y que teníamos que coger un coche. No sabíamos ya que pensar, pero no teníamos ganas de quedarnos al lado de la carretera toda la mañana con esas nubes tan oscuras encima de nosotros. Al final un hombre se ofreció a llevarnos en su coche por 15 euros (precio guiri total 🙂 ).

Munduk, otro pueblo precioso en las montañas balinesas nos ha gustado mucho. Lo primero que hicimos fue buscar un sitio sin bichos ni goteras pero sí con agua caliente, y lo encontramos en una ladera de la montaña con bonitas vistas. Hicimos una buena ruta de senderismo para ver unas cascadas y casi nos perdimos en el bosque con el mapa hecho a mano que nos dieron en el hotel (digamos que nos tenían mucha idea de las escalas).

Después de esa aventura nos merecíamos probar lo que se supone es uno de los mejores cafés del mundo- y el más caro: el café Luwak, de cosecha local. El Luwak (gato civeta), que se alimenta de los granos de café, que mezclados en su estómago con otras plantas que come, hace que pierda el sabor amargo característico del café. Los granos de café son expulsados (ya imagináis cómo) enteritos, y una vez limpiados higiénicamente (o eso esperamos), se tuestan, y están listos para molerse y llevar a la taza.

Para prepararlo se usa la manera tradicional, con una cafetera especial, calentada con un pequeño quemador, y el agua es mezclada varias veces con el café molido.

Es paradójico que lo que ahora es el café más caro del mundo, fuese descubierto por algunos habitantes de Bali, que siendo tan pobres, no podían permitirse comprar café, así que cogían el que encontraban en el campo previamente digerido por el lewak. Quizás puesto así no suene muy apetitoso, pero estaba muy rico! Y con el precio que tenía, nos bebimos hasta la última gota.

Sabías que… Aunque la población de Bali es en su mayoría hindú, no es más que una gota en el mar del país con más población musulmana del mundo (220 millones).

Gastos:

Un espresso de Kopi Lewak: 4 euros

Habitación terrible en Candi Kuning: 6 euros

Habitación maravillosa en Munduk: 22 euros

Un plato generoso de Nasi Goreng en un warung: 80 céntimos

Playa en Lovina

Pura Ulun Danu Bratan

Pura Ulun Danu Bratan

Gente congregando en Pura Ulun Danu Bratan

El espartano baño del hotel

Calle principal de Candi Kuning

Esperando la cena en un warung

Nasi goreng y mie goreng

Allí está la cascada, pero como volvemos?

Encontramos la segunda cascada

A punto de probar una delicatessen!

La manera tradicional de hacer kopi luwak