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6 mayo, 2012

Toma de contacto con Sudamérica: Santiago-Viña del Mar- Valparaíso

30 de abril-5 de mayo de 2012

Después de comprar los billetes de vuelta a casa en el aeropuerto de Auckland a toda prisa para que nos dejaran embarcar, aún nos quedaban 5 minutos para comernos un delicioso bocata de tomate con aguacate (yum!). Una vez pasados los controles de seguridad, nos subimos al avión preparados para viajar en el tiempo. Entre unas cuantas películas en el avión y un par de cabezaditas, las 11 horas de vuelo se pasaron más o menos rápidas.

Una vez en Santiago, un taxi nos llevó al apartamento donde íbamos a pasar las 3 primeras noches en el nuevo continente. Lo primero que aprendimos fue que en Chile es difícil ser vegetariano. En la mayoría de restaurantes el menú se reduce a carne… y si hay suerte, un poco de pescado… ¡Cómo echamos de menos los días en la India en los que lo difícil es encontrar un sitio en el que sirvan carne…!

Los dos primeros días estábamos tan cansados y confundidos con el jet lag, que no hicimos demasiado, aparte de pasear por la zona. Además, al ser 1 de mayo, la calle estaba llena de manifestaciones y policías. Al tercer día nos decidimos a hacer un poco de turismo y visitamos el centro de Santiago: El Palacio de La Moneda (lugar donde murió Salvador Allende tras el golpe de estado de Pinochet en el 73), la Plaza de Armas, la Catedral Metropolitana… Después, para tener una buena vista de Santiago subimos al Cerro San Cristóbal, desde donde se divisan los Andes y la capa de niebla y contaminación que cubre Santiago. Y para comer, nos dirigimos a un vegetariano que habíamos encontrado gracias a San Google, que para nuestro alivio estaba abierto (y delicioso).

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=u436OUA6phU[/youtube]

Una bonita canción cantada por dos fenómenos: Pablo y Víctor, que habla sobre Santiago

 

Habíamos pensado antes de llegar que ya que aquí hablan español, sería todo más fácil… ¡Error! En uno de los restaurantes, la única palabra que fuimos capaces de identificar fue “pizza”. Aunque lo cierto es que poco a poco nos vamos acostumbrando al español chileno.

Con esto acabó nuestra visita a Santiago, y nos dirigimos a Valparaíso, a menos de 2 horas de autobús de Santiago, una ciudad llena de casas de colores, calles estrechas, muchos cerros y un concurrido puerto.

También aprovechamos para visitar durante medio día la vecina Viña del Mar, una ciudad costera a la que acuden muchos turistas chilenos (originalmente los ricos de Santiago) en busca de sol y playa, aunque a nosotros nos recordó peligrosamente, al menos a primera vista, a Benidorm.

Ya que Valparaíso se levanta sobre varios cerros, utilizamos dos medios de transporte principalmente para movernos: el autobús y los llamados “ascensores”, una especie de teleféricos para los que quieren ahorrarse las numerosas escaleras, y que son una atracción turística en sí mismos.

Otra de las atracciones de Valpo es La Sebastiana, una de las varias casas que pertenecieron a Pablo Neruda, el poeta premio Nobel de Literatura en el 71. Desde la vivienda, en lo alto de uno de los cerros, se puede contemplar el puerto y muchas de las casas de la ciudad. La casa parece un museo de antigüedades, ya que parece ser que Neruda era muy amigo de adquirir todo tipo de objetos y colocarlos en diferentes partes de la casa. También aprendimos que era muy amigo de las siestas, y que no perdonaba, ya estuviera en su casa o en la de algún amigo. Muy amigo de comer y celebrar con los amigos, dispone de una barra en la que preparaba sus coctails (a la que no dejaba a nadie entrar, sólo se reservaba ese derecho para él). En su despacho hay un escritorio antiguo, varios libros y revistas y otros objetos variados…

Tras un par de días por allí, nos toca coger un autobús nocturno que nos llevará a Pucón, unos 900 Km. al Sur. Como consejo a los que vayáis a coger un autobús aquí: vale la pena echar un ojo a Internet si vais a comprar un billete de autobús, podéis encontrar algunos chollos (aunque necesitaréis un número de identificación chileno para comprarlo por Internet, nosotros tuvimos que ir a la estación a comprarlo).

Os dejamos con uno de mis poemas favoritos de Neruda, leído por él mismo:

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=IT0yRiR3CKo[/youtube]

 

Precios medios:

Habitación doble: 25-30 euros

Autobús Santiago-Valparaíso: 6 euros

Subir en ascensor en Valparaíso: 50 cent

Menú del día: 3-4 euros

Autobús Valparaíso-Pucón: 12 euros

 

Vista desde nuestro apartamento en Santiago

Vista desde nuestro apartamento en Santiago

Palacio de La Moneda

Palacio de La Moneda

Plaza de Armas, Santiago

Plaza de Armas, Santiago

"Smog" sobre Santiago, vista desde San Cristóbal

"Smog" sobre Santiago, vista desde San Cristóbal

Avenida en Viña del Mar

Avenida en Viña del Mar

La Sebastiana

La Sebastiana

Contemplando Valparaíso lo alto

Contemplando Valparaíso desde lo alto

Casa en Valparaíso

Casa en Valparaíso

Ascensor

Ascensor

Comiendo el helado más popular de Chile: el "Pelátano"

Comiendo el helado más popular de Chile: el "Pelátano"

6 mayo, 2012

Ya tenemos fecha de vuelta!

Pues sí: cuando estábamos en el aeropuerto de Auckland, a punto de embarcar para Chile, el encargado de facturación nos dijo amablemente que no nos dejaban embarcar sin un billete de salida desde Sudamérica (no tenía por qué ser desde Chile necesariamente), así que nos fuimos rápidamente a la agencia de viajes del aeropuerto (¡menos mal que fuimos con 3 horas de antelación al aeropuerto!) a buscar un billete, y compramos un vuelo Bogotá-Madrid para el 23 de noviembre (aterrizamos a Madrid el Sábado 24 de Noviembre, a las 13:15).

Esto significa que (salvo que cambiemos la fecha, lo cual nos costaría un par de cientos de dólares) habremos estado de viaje aproximadamente 480 días, lo que equivale a:

  • 1 año, 3 meses y 22 días
  • 41,472,000 segundos
  • 691,200 minutos
  • 11,520 horas
  • 68 semanas

¡¡¡Esperamos ver a todo el comité de bienvenida por allí!!!

24 marzo, 2012

Viaje por las Islas (y retorno a Nadi)

9-25 marzo

Fji es, sin duda, el lugar ideal para relajarse tras las asperezas del viaje mochilero. En nuestro caso, contratamos antes de empezar el viaje a las islas, todo el transporte y alojamiento. Y como en la mayoría de las islas no hay mucho más que el resort donde íbamos, no había que pensar tampoco en la comida: no había más donde elegir (salvo que alguien quisiera trepar a una palmera para comer algún coco).

Cómo viajar por Fiji sin arruinarse:

Aunque un destino popular entre mochileros, Fiji no es un país tan barato como puede serlo el sudeste asiático, especialmente si decides viajar a las islas pequeñas. Si bien se puede vivir en Viti Levu (la isla principal) por menos de 25 Euros/día, la verdadera belleza de este país se encuentra en las islas, con sus playas de arena blanca y aguas azul turquesa. Pero es quizás el hecho de que no esté al alcance de todos los bolsillos, lo que hace que se preserve alejado del turismo de masas (con todas sus consecuencias; léase hoteles poco estéticos, basura en las playas…), y Fiji mantenga esa naturaleza virgen que aparece en las postales.
Aparte de los resorts de más de 1000€ la noche, existen otros más al alcance de los mochileros. Las islas más asequibles, por precio y distancia a la isla principal, son las Mamanucas y las Yasawas. (En cualquier caso, las opciones de alojamiento baratos son básicas: electricidad algunas horas del día y vienen con todo tipo de bichos… hormigas, mosquitos y lo peor de todo, chinches!) Para facilitar la vida, la compañía “Awesome Adventures” tiene disponibles varios tipos de paquetes, siendo los más comunes los dos siguientes:

  • “Bula Pass”: Incluye transporte ilimitado entre las islas. Hay un barco que recorre de sur a norte, ida y vuelta, las islas una vez al día, así que sólo hace falta esperar a la hora en la que pasa el barco (según si tu dirección es norte o sur) y una vez en el barco tienes que confirmar disponibilidad de tu hotel por teléfono. Disponible para 7, 14 y 21 días.
  • “Bula Combo Pass”: Además del transporte (ilimitado), incluye el alojamiento en los lugares más económicos (también es necesario confirmar alojamiento en el barco). En caso de querer alojarse en algún resort algo mejor, es necesario pagar un poco más. Esta es la opción más utilizada por los viajeros que miran más el presupuesto. También está disponible en versión de 7, 14 y 21 días.
  • Aparte de esos dos, existen otros paquetes cerrados, con las islas y resorts prefijados, pero resultan más caros que los anteriores (con la ventaja que no hay que reservar nada; el punto negativo es que no es posible cambiar la ruta sobre la marcha).
  • Y para los que quieran ahorrar un poquito más, y tengan claro su viaje, hay una cuarta opción (la que cogimos nosotros): consiste en reservar por separado transportes y alojamiento, y regatear un poco a la hora de comprarlo: se puede obtener un descuento “majete”.

Nos decidimos por 13 noches en las islas (visitaríamos un total de 4), 4 noches en la primera (por ser la más barata) y 3 en el resto. Nos despertamos temprano, y nada más acabar de desayunar nos llevamos la sorpresa: la furgoneta que debía llevarnos al puerto se había ido sin nosotros (por una vez los fijianos habían sido puntuales), así que tuvimos que coger un taxi para llegar allí; por suerte eran sólo unos 10 minutos. Embarcamos en el “Yasawa Flier”, el barco que nos llevaría durante algo más de 4 horas, a la isla más al Norte de las Yasawas, llamada…

1. Nacula
Tras sufrir los vaivenes del barco, llegamos besando el suelo al “Nabua Lodge”, un resort que resultaría a la postre el más sencillo de todos en los que nos alojaríamos, pero del que mejores recuerdos guardaríamos. El alojamiento era un sencillo y reducido “bure” (cabaña fijiana), con baños compartidos.
En esta isla, aparte del entretenimiento de cada noche, hicimos varias excursiones: a la “blue lagoon”, una playa perfecta para hacer snorkeling, que se encuentra en una isla vecina, y donde “encontramos a Nemo”, y todo un bosque de corales. También unos días más tarde fuimos a una cueva al lado del mar, a la que se accede buceando por un pasaje submarino durante unos 10 segundos (que parecen 10 minutos): una vez llegados al otro lado está completamente oscuro, excepto por la linterna del guía que vela por nuestra seguridad.
El domingo, como no había actividades, acompañamos a Lulu (uno de los trabajadores del Nabua Lodge, que vivía en una aldea vecina) a misa en la “Iglesia” de la aldea (pongo entre comillas “Iglesia” porque no se parece en nada a las que tenemos en Europa; eran más bien unos palos que sujetaban un tejado de metal, entre un bosque de palmeras; y en el suelo unos cuantos sacos cosidos colocados sobre la tierra). Habíamos leído en la guía de viajes que acudir a celebrar misa en Fiji era toda una experiencia, y no se equivocaban: más que otra cosa, ¡parecía un musical! La gente cantaba, bailaba y daba palmas durante las casi 2 horas que duró la ceremonia. Nos llevamos una gran sorpresa al principio cuando el hombre que más bailaba y gritaba de todos (al que suponíamos el “juerguista” del pueblo), se colocó una chaqueta y se subió al altar: ¡era el cura!
Excursiones y actividades aparte, en la isla conocimos a muchos viajeros, que iban y venían, y con los que pasamos horas hablando, bañándonos o jugando a las cartas. A varios de ellos los volveríamos a encontrar más adelante en otros lugares…
Después de 4 noches, era hora de marcharse, en dirección Sur, hacia…

2. Naviti
En esta Isla nos quedaríamos 3 noches, alojados en el “Korovou” resort, donde los “bula boys” (un grupo de locales que se ocupaban de animar la fiesta nocturna, vestidos con faldas típicas y bailando la “bula dance” o “Macarena fijiana”) hacían la delicia de todos. Como actividad estrella, uno de ellos, “geckoman” era capaz de subir una palmera, sin otra ayuda que sus manos y pies desnudos, y bajar luego boca abajo, una vez nos había lanzado unos cuantos cocos, que después rompía sólo con su mano (niños, no intentéis esto en casa!).
La playa justo al lado del resort estaba muy bien para hacer snorkel, pero no para bañarse, ya que había muchas piedras y corales en la orilla. Por indicaciones de la Lonely Planet, caminamos 10 minutos para llegar a la “Honeymoon beach” (playa de luna de miel), de perfecta arena blanca, en la que estuvimos completamente solos las dos veces que fuimos (ssshhh, que no se corra la voz!).
Tras 3 días de playa, hamaca y sol, con sus consiguientes noches de bailes, limbo y juegos de cartas, llegaba el momento de poner rumbo a…

3. Waya Lailai
El alojamiento era en el resort del mismo nombre que la isla, justo al lado de una aldea. Para romper la rutina, hicimos varias actividades: curso de “tejido” (en el que las mujeres locales enseñaban a hacer pulseras y marcadores de libros al estilo fijiano), natación a la isla vecina (previo viaje en barco, la vuelta corría de cuenta de nuestros pies y manos), y trekking al punto más alto de la isla, desde donde había unas vistas increíbles. Aquí el entretenimiento era más “light”, y se limitaba únicamente a algunas canciones en directo a la hora de la comida.
Una de las noches se fue la luz (la electricidad provenía de generadores de gasolina, y sólo estaban encendidos normalmente por la noche), cosa que agradecimos, porque con la noche clara que había, alcanzamos a contemplar cientos de estrellas, además de, a lo lejos, el resplandor de los relámpagos de una tormenta tropical.
Sin mucho más que hacer que leer tumbados en una hamaca, hicimos las maletas destino a…

4. Bounty
Las otras islas eran de tamaño mediano, con algunas aldeas, rutas para caminar… Pero esta última era pequeña, y sólo existía el resort donde nos quedábamos. Para que os hagáis una idea, en menos de 10 minutos habíamos dado la vuelta a la isla.
En Bounty, los viajeros eran más bien parejas y alguna que otra familia (en las otras nos hemos sentido mayores; la mayoría de los viajeros tenían entre 18 y 24 años).
La comida estaba muy rica, mejor que en otras islas, pero aparte de eso fue el destino que menos nos gustó (a pesar de ser el más caro).

El balance de nuestras dos semanas en las islas ha sido muy positivo: por primera vez no hemos tenido que pensar en dónde nos íbamos a alojar, qué y dónde íbamos a comer (en el momento en que sonaba el tambor, sabíamos que llegaba la hora de comer)… Ha sido una buena forma de desconectar, y un buen momento (entre Australia y Nueva Zelanda, que recorremos durmiendo en una caravana-furgoneta). Y cuando decimos desconectar, ha sido de verdad. Debido a que los precios de Internet en las islas eran prohibitivos (normal, era vía satélite), hemos pasado 2 semanas completamente desconectados de la “civilización”, sin tener ni idea de lo que pasaba al otro lado del mundo: ¡no ha estado tan mal! A cambio, tenemos una piel más bronceada (como diría alguna, estamos “como Kunta Kinte”).
Gracias a todos los que nos habéis acompañado en el camino, y habéis hecho más amenas las noches bajo las estrellas. No están todos los que son, pero sí son todos los que están: gracias a Emanuel, Linda, Claire, Titti, Monica, Fernanda, Erika, Jack, Harriet, Sacha, Fleur, Bart, Jaïr-“Justin”, y a todos aquellos que, con tanto ir y venir de gente, se nos olvidó preguntaros vuestros nombres.

Los tres últimos días, antes de volar hacia Nueva Zelanda, los pasamos en Nadi, en el mismo hotel donde pasamos las dos primeras noches en Fiji (nos hicieron un descuento por clientes habituales), navegando por Internet y poniéndonos al día de lo que había pasado en el resto del mundo.

Llega el momento de guardar el bañador y las chanclas, los viajeros que hemos conocido en Fiji que venían de Nueva Zelanda, nos han contado que el clima actual es frío y lluvias, tocará sacar el chubasquero!

Precios medios:
Precio de nuestro “paquete” todo incluido 14 días: 103 euro/día/2 personas
Excursión a las cuevas Sawa-i-lau: 22 euros
Alquiler de snorkel y gafas de bucear: de 2-6 euros según isla
Hostal en Nadi: 23 euros/noche
Media hora de Internet en cualquier isla de las Yasawas: casi 10 euros

Nuestro "bure" en Nacula

Nuestro "bure" en Nacula

Buffet estilo fiiano

Buffet estilo fiiano

La hamaca, esa gran compañera...

La hamaca, esa gran compañera...

Con la playa al fondo...

Con la playa al fondo...

Los Bula Boys en acción

Los Bula Boys en acción

Geckoman jugándose la vida

Geckoman jugándose la vida

Hospitalidad fijiana en Naviti

Hospitalidad fijiana en Naviti

Foto de grupo

Foto de grupo

Honeymoon beach

Honeymoon beach

Vistas desde la cima de Waya Lailai (I)

Vistas desde la cima de Waya Lailai (I)

Vistas desde la cima de Waya Lailai (II)

Vistas desde la cima de Waya Lailai (II)

Piscina en Bounty Island

Piscina en Bounty Island

23 marzo, 2012

Llegando a Fiji

7-9 marzo

Después de 5 horas de vuelo (+1 por el cambio de hora), y tras pasar la noche en el avión, aterrizamos en Nadi -el principal aeropuerto de Fiji- situado en Viti Levu, la isla principal (curiosamente el aeropuerto de la capital del país es mucho más pequeño). Allí nos llevaríamos una primera impresión del carácter despreocupado de los fijianos: nos habían asegurado del hotel que alguien iría a recogernos al aeropuerto, pero no fue hasta que los llamamos que alguien apareció por ahí.

A lo largo de las dos semanas y media que pasaríamos en este país, confirmaríamos día tras día esto: el tiempo aquí discurre a otro ritmo (el famoso “Fiji time”), y el estrés es algo desconocido, así que esta resulta una parada ideal para tomar un descanso, leyendo un libro tumbados en una hamaca, a la sombra de un cocotero.

A todo esto ayuda el carácter amable y hospitalario de los fijianos (de hecho hasta el año pasado estaban considerados como el país más amable del mundo, título arrebatado, ellos esperan que por poco tiempo, por los irlandeses), que reciben a los visitantes (“Kaivalagi”, literalmente “gente de muy lejos”) con los brazos abiertos. La palabra más oída es “Bula”, que es una mezcla entre “hola” y “bienvenido”.

 

Algunos hechos sobre Fiji:

  • La mejor época para visitar Fiji es en su “invierno”, de mayo a octubre, la temporada seca. Desde diciembre hasta mediados de abril es la época de lluvias, así que es cuando menos visitantes reciben. Como hemos llegado justo a finales de las lluvias (nos cayó alguna que otra tormenta tropical), decidimos irnos hacia dos grupos de islas, las Yasawas y las Mamanucas, que tienen un clima más agradable.  Todos los viajeros aterrizamos en Viti Levu, pero pocos son los que se quedan más de un día o dos, puesto que la verdadera belleza de este país, mezcla de arena blanca, mar azul turquesa, palmeras y selva tropical, se encuentra en las islas pequeñas.
  • Si venís a Fiji, seréis invitados sin duda alguna por los locales a probar el “Kava” (el cappuccino de Fiji como lo llamaban de forma humorística en nuestro hotel), una bebida que parece agua sucia (y sabe como tal), hecha con agua mezclada con el polvo de una raíz. El kava se utiliza en todos los eventos sociales del país, y aunque no tiene alcohol, si se abusa de ella, deja la cabeza atontada y la lengua de forma parecida al volver de la consulta del dentista con la boca anestesiada. Pero, por supuesto, uno no puede ir a Fiji y no probarla.
  • Aunque no es tan barato como el sudeste asiático, son bastantes los mochileros que se aventuran a venir a Fiji, país en el que hay alojamientos para todos los gustos: desde unos 50€ al día (menos de la mitad si os quedáis en la isla principal), hasta más de 1.000€/día en resorts de lujo (eso nos han contado, porque en los que nos quedamos nosotros eran más bien de los primeros).
  • El deporte nacional es el rugby –practicado incluso por las mujeres-, ocupando el fútbol un meritorio segundo puesto (su respuesta habitual cuando me presentaba como español, era decir algo como: “España campeona del mundo!”).
  • La población es mayoritariamente de origen nativo, aunque viven un gran número de hindúes, que fueron traídos por los ingleses como mano de obra barata a finales del siglo XIX para cultivar los campos de azúcar y algodón. Las tensiones entre nativos e indios persisten hasta el día de hoy en la mayor parte del país, y en general no se ven mutuamente con buenos ojos…
  • Para suerte de los viajeros, la mayor parte habla inglés (idioma común que comparten entre las distintas etnias), aprendido en el colegio desde temprana edad. De hecho, en el colegio, están obligados a hablar entre ellos; una vez vuelven a casa ya pueden hablar su lengua materna con la familia.
  • Después de ser una colonia británica, Fiji obtuvo su independencia el 10 de octubre de 1970. La situación política no siempre es la más estable del mundo (desde1987 ha tenido 4 golpes de estado, el último en 2006), algo que ha afectado el turismo, aunque a fecha de hoy las cosas están bastante tranquilas.
  • En las islas de Fiji era costumbre el canibalismo, cosa que (de forma comprensible) horrorizaba a los misioneros ingleses. El reverendo Baker tuvo bastante éxito convirtiendo a la población (hoy día en su mayoría cristiana), hasta que acabó –podéis imaginar- como plato principal de los locales.
  • La capital, Suva, es la ciudad más grande dentro de las islas del Pacífico Sur, y tiene la universidad más grande, a la que acuden gente de distintos países (las clases se imparten en inglés).
  • Las películas “Náufrago” de Tom Hanks, y “Blue Lagoon”, con Brooke Shields, fueron grabadas aquí. De hecho, por unos 40€ es posible hacer una excursión de un día a la isla donde se rodó “Náufrago”.

 

Los dos primeros días que pasamos en Nadi, antes de ir a las islas, estuvimos bañándonos en la piscina del hotel y planeando nuestro viaje a las islas (un consejo para todos los que vengáis: comprad los viajes a las islas aquí y no en vuestro país de origen, es más barato). La ciudad de Nadi no es de gran atractivo para el viajero, ¡no os perdéis demasiado si os la saltáis!

Siguiente parada: Islas Mamanucas y Yasawas, durante dos semanas!

Puesta de Sol en las Islas

Puesta de Sol en las Islas

Una de las múltiples islas

Una de las múltiples islas

Comida india en Nadi: un thali

Comida india en Nadi: un thali

El coco, presente en todos sitios

El coco, presente en todos sitios

Hospitalidad fijiana

Hospitalidad fijiana

Misa fijiana en la Iglesia del pueblo

Misa fijiana en la Iglesia del pueblo

Horno fijiano

Horno fijiano

10 marzo, 2012

En Fiji: cerrado por Vacaciones

Seguramente cuando pensáis en nosotros dando la vuelta al mundo, tenéis una idea de algo glamouroso (estilo Willy Fogg) y super-relajado. Pues bien, la mayoría de los días no son así: a veces es estresante no saber dónde vas a dormir, qué comer, si este vendedor tan simpático te está intentado timar, cómo llegar de X a Y… Aparte de los días en los que no hay agua caliente, con madrugones, largos viajes en autobús…

Pues bien, después de tanto “esfuerzo”, hemos decidido tomarnos unas vacaciones de verdad, con una luna de miel en condiciones. Aquí en Fiji, hemos contratado un viaje “a medida”, que durante dos semanas nos llevará por 4 de sus islas paradísiacas. Hemos dejado todo pagado y cerrado, así que durante dos semanas enteras no tendremos que pensar en nada! (seguro que después de esto nos odiáis un poco más).

Viendo la pinta de algunas de las islas donde vamos (en algunas sólo hay un hotel y nada más, aparte de palmeras y playas), tendremos suerte si hay electricidad, así que no tenemos grandes esperanzas de tener conexión a Internet, por lo que es posible que esta sea la última actualización hasta el 22, que es cuando volvemos a Nadi, la isla más grande de todas.

En las próximas fotos, iréis viendo cómo nos vamos poniendo más morenitos poco a poco… Así que como dice el título del post, estamos oficialmente, y hasta nuevo aviso…

¡CERRADOS POR VACACIONES!

8 marzo, 2012

Vocabulario Aussie – Cañí

Este es el vocabulario básico que necesitarás si recorres Australia. También útil para entender las entradas de vueltaalmundo.travel sobre este fantástico país.

Oz (como el mago) = Australia

Aussie = Australiano. Puede aplicarse a una persona (ej: ahí hay un Aussie que dice ¡ay!) o usarse como adjetivo: un coche aussie, un canguro aussie…

No worries = “De nada”

Cheers = Palabra de múltiples usos: puede significar adiós, gracias…

Mate = “colega”, “tío/a”. Muletilla muy utilizada para acabar cualquier frase

G’day (Good day) = Saludo muy empleado por los australianos. Suele ir acompañado del sempiterno “mate”, quedando así: “g’day mate”.

Mozzie = Mosquito

Brekky = Desayuno, generalmente contundente

Barbie = Barbacoa, deporte favorite de los Aussies

Bushwalking = Trekking, senderismo

Grey nomads = Jubilados que recorren el país en su caravana, a veces durante años.

Brellie = paraguas

8 marzo, 2012

Melbourne, última parada en Australia

Después de casi 3 semanas de viaje por la campiña australiana, tocaba el turno para Melbourne, la segunda ciudad más grande de Australia, y la eterna “enemiga” de Sidney.

Todo el mundo que habíamos encontrado nos había contado que Melbourne es incluso más agradable que Sidney, y nos costaba creerlo, porque lo nuestro con Sidney había sido “amor a primera vista”, pero la verdad es que Mel no nos decepcionó (la tercera ciudad en discordia, Canberra, aparte de ser la capital de país [acuerdo Salomónico para no dársela ni a Sidney ni a Melbourne], no tiene gran cosa por visitar, así que ni siquiera la hemos visitado).

Con un ambiente más alternativo que Sidney (aquí estábamos claramente fuera de lugar con nuestra ropa marca Quechua), esta ciudad de poco más de 4 millones de habitantes tiene una miríada de restaurantes, y cuenta la leyenda (y uno de los folletos de la oficina de turismo) que es posible encontrar un café cada 20 metros. Puede ser una exageración, ¡pero no debe andar muy lejos de eso! En cualquier sitio se puede degustar un delicioso cappuccino, gracias a una arraigada cultura de café, herencia de los numerosos inmigrantes italianos. En esta ciudad abunda el gusto por la buena comida, y el arte, con un toque bohemio. Incluso las fábricas de algunos de los antiguos barrios obreros han sido reconvertidas a restaurantes ‘cool’.

La primera noche la pasamos en un cámping en las afueras, y como era tarde y llovía a cántaros, sólo dimos un paseo por los alrededores (ya habíamos tenido ocasión de comprobar cómo era el centro de Melbourne, debido a que por un error, no metimos con la caravana por pleno centro, en lugar de rodear la ciudad como habíamos planeado).

A la mañana siguiente cogimos el autobús hasta el centro, y nos fuimos derechos a la estupenda oficina de información turística que hay en Federation Square, donde nos ayudaron a preparar nuestra ruta para los siguientes días. Además de la gente que trabaja en la oficina, en algunas calles es posible encontrar a voluntarios (generalmente mujeres mayores) con un chaleco rojo chillón, que amablemente atienden todas las preguntas de los turistas.

Moverse por el centro de Melbourne es fácil para los turistas, debido a que tienen un autobús y un tranvía que recorre los principales puntos turísticos del centro de la ciudad, siendo posible bajarse y montarse de nuevo en cualquiera de las paradas (sospechamos que para financiar estos servicios gratuitos, el autobús al aeropuerto cuesta la friolera de 17 dólares [unos 14 Euros] por persona). Una de las paradas era Lygon street, el barrio italiano por excelencia (también está el barrio griego, y como no, la eterna Chinatown), donde probamos la mejor pizza de todo el viaje, y un cappuccino fantástico. Nos ha dado pena quedarnos tan pocos días aquí, ¡haría falta un año entero para probar todos los deliciosos restaurantes de esta ciudad!

También aprovechamos para visitar el “Remembrance Shrine” (santuario del recuerdo), dedicado a todos los australianos que han perdido su vida en las diversas guerras en las que han participado. Para los aussies, que no han tenido ninguna guerra en su territorio (a excepción de un breve ataque japonés en la II Guerra Mundial), los desplazamientos al frente eran, sobre todo en los conflictos más antiguos (I Guerra Mundial) eran largos y difíciles, y en los tiempos en los que las comunicaciones eran lentas (únicamente por carta), era complicado tener noticias de los familiares en el frente de batalla.

El tercer día teníamos que devolver nuestra Jucy Crib (la caravana) que había sido nuestro transporte, casa y cama durante las últimas 3 semanas. Después de dejarla, nos dirigimos al hotel que habíamos reservado, donde íbamos a disfrutar de una cama de verdad, ¡con sábanas limpias! A veces uno necesita salir de su zona de confort para apreciar estos pequeños placeres de la vida…

El día fue tranquilo, paseando por varios de los rincones del centro (xxxxx, qué hicimos aquí, biblioteca…). Nos había gustado tanto el cappuccino del día anterior, que volvimos al mismo sitio.

Si el día anterior fue relajado, el último lo fue más. A las 12 de la noche teníamos que coger el vuelo a Fiji, así que teníamos todo el día por delante. Dejamos las maletas en el hotel, y nos dirigimos de nuevo hacia el centro. Pasamos el día paseando, confirmando que la comida china no es nuestra favorita, y, seguro que a estas alturas podéis averiguarlo, tomando nuestro último cappuccino (esta vez en otro café). Cuando nos cansamos, nos dirigimos al aeropuerto en autobús (los 17 dólares/persona no son nada en comparación a lo que puede costar un taxi, así que no nos quejamos). Hicimos hora hasta que abrieron los mostradores de facturación, donde un señor con camisa hawaiana y un collar hecho de caracolas marinas nos preparó la tarjeta de embarque.

Acababa así nuestra aventura australiana, y nos dirigíamos rumbo a Fiji, en medio del Pacífico, donde vamos a pasar un par de semanass, disfrutando de sus playas de arena blanca, sus aguas cristalinas, y de uno de los pueblos más hospitalarios, amables y felices del mundo. ¿Se puede pedir algo más? Bueno, sí: que sepan preparar buen cappuccino, pero no se puede tener todo… ¿o sí? “Bula, Fiji!”

Precios medios:

Cappuccino precio estándar: algo menos de 3 euros

Habitación doble en Claremont Hotel: 55 euros

Entrada a museos: la mayoría gratis (a los que había que pagar, no hemos entrado, ¡había mucho donde elegir!)

 

Centro de Melbourne

Centro de Melbourne

Shrine of Remembrance

Shrine of Remembrance

Dentro del Shrine (dosis de patriotismo Aussie)

Dentro del Shrine (dosis de patriotismo Aussie)

Una pizza deliciosa!

Una pizza deliciosa!

Federation Square

Federation Square

Una ciudad moderna

Una ciudad moderna

14 febrero, 2012

Sidney: La ciudad perfecta

9-13 de febrero de 2012

Tras un vuelo nocturno de 5 horas desde Bali, aterrizamos a las 7 de la mañana (hora de Australia del Este) en Sidney. Tras hacer la cola en el aeropuerto, y ser reclamado por el departamento de inmigración (afortunadamente todo quedó en un rápido chequeo del pasaporte), cogimos un autobús –más bien una minifurgoneta- gratuito que la gente del hostal ponía a disposición de los visitantes.

Al llegar al hostal nos dimos cuenta que se habían acabado los lujos del sudeste asiático: por menos de la mitad de lo que pagábamos en Sidney por una habitación con otras 2 personas más, y baños compartidos, en Bali teníamos una habitación doble, con desayuno incluído. Habrá que apretarse un poco el cinturón en este nuevo país…

El hostal donde nos quedábamos (el Original Backpackers) está situado en Kings Cross, la zona mochilera de Sidney, y a sólo 25 minutos caminando del centro. El primer día no habíamos dormido apenas, así que nos lo tomamos con calma, dando un paseo hacia el centro y tomando unas cuantas fotos del icono de Sidney, la famosa “Opera House”. Lo bueno de quedarse en un albergue de mochileros es que es muy fácil hacer amigos, las conversaciones empiezan en un abrir y cerrar de ojos. Conocimos a gente de todo el mundo; muchos de ellos venían a Australia con una visa de trabajo de un año esperando pagarse su estancia con trabajos esporádicos (aquí en Australia es habitual encontrar granjas que dan trabajo durante unas 5-6 horas al día a cambio de comida y alojamiento). Otros muchos iban a hacer la habitual ruta de mochileros, entre Sidney y Cairns, al Noreste, en algún tipo de vehículo, ya que la mejor manera de moverse por aquí es en un coche/furgoneta/caravana/cualquier cosa que tenga ruedas y que recuerde remotamente a un coche.

A los australianos les encanta hacer barbacoas (“barbies” como las llaman ellos). Una de las tardes en el hostal hicieron una allí para todo el mundo. Siendo vegetarianos, tuvimos que conformarnos con las verduras, la ensalada y las patatas fritas. Aún así nos apuntamos, para vivir en primer persona una de las experiencias de Australia.

Nosotros nos apuntaremos a la moda, y al dejar Sidney alquilaremos una furgoneta-caravana con Jucy, que viene equipada con un pequeño frigorífico y una cocina aún más pequeña, y con la que durante 3 semanas cubriremos el trayecto Sidney-Melbourne a nuestro aire.

Pero volviendo a la capital de este enorme, pero deshabitado país (en una superficie similar a toda Europa vive la mitad de habitantes de España), desde el primer día nos enamoramos. Parques inmensos, calles anchas, playas limpias y bien equipadas, junto a una miríada de cafés y restaurantes hacen de Sidney una ciudad ideal tanto para una breve visita como para lugar donde vivir (como única nota negativa, los precios del alojamiento y comida).

Hemos descubierto que los australianos son gente realmente amable y hospitalaria: en cualquier tienda/supermercado/restaurante serás recibid@ con la pregunta: “How are you today?” (¿Cómo estás hoy?), y la atención al preguntar por direcciones será inmejorable, siempre con una sonrisa. Otra faceta que los define es su afición por el deporte: en cualquier calle (incluso en pleno centro de Sidney), encontrarás a muchos “sidneysiders” (en español no hay gentilicio para los habitantes de Sidney) haciendo footing, flexiones, abdominales… Al igual que en las playas, donde se une su pasión por el surf y el volley-playa…

El segundo día en Sidney, siguiendo las indicaciones de varios australianos que habíamos conocido en el viaje, cogimos un ferry público hacia Manly, un barrio en las afueras. El ticket cuesta 5 veces menos que un barco para turistas, y las vistas son similares. En el barco conocimos a Pablo, un sevillano que nos acompañaría a lo largo del día, paseando por la playa y los alrededores.

Al día siguiente visitamos una de las playas más famosas de Sidney, “Bondi beach”, el lugar favorito para pasar un día de fin de semana para familias, surferos y “gente guapa” (los apartamentos en la zona tienen precios estratosféricos). Nos acompañó Elodie, una chica francesa que vivía en nuestro hostal. Tras ver una buena racion de abdominales marcados, surferos y bañistas variados, fuimos caminando hasta Coogee a lo largo de la costa, de donde cogimos el autobús de vuelta al hostal (previo paso por el centro comercial para renovar parte del vestuario).

El último día, como ya habíamos visto lo más importante de la ciudad, nos dedicamos a pasear sin rumbo fijo, caminando a través del famoso “Harbour Bridge”, donde tuvimos unas estupendas vistas de la Bahía. A la mañana siguiente cogeríamos un autobús a las afueras, a la oficina de Jucy donde íbamos a recoger la que sería nuestra casa y transporte a la vez…

Sabías que…

Australia es uno de los países con menor densidad de población del mundo (algo fácil de imaginar, viendo su extensión). Y otro dato curioso: aquí viven 150 millones de ovejas, pero ¡sólo 20 millones de personas!

Gastos:

Cama en dormitorio colectivo en Kings Cross: 24 euros

Ferry a Manly I/V: 12 euros

Viaje medio en metro: 2-3 euros

Cappuccino: 2,5 euros

Menú del día en un “food court”: 6-7 euros

“Barbie” (barbacoa) en el hostal: 4 euros

 

Con la Opera House al fondo

Con la Opera House al fondo

Opera House y rascacielos

Opera House y rascacielos

Vistas desde Harbour Bridge

Vistas desde Harbour Bridge

Centro de Sidney

Centro de Sidney

Sidney de noche

Sidney de noche

Con Pablo en Manly

Con Pablo en Manly

Bondi beach

Bondi beach

Tomando café con Elodie

Tomando café con Elodie

Calle de los mochileros

Calle de los mochileros

9 febrero, 2012

Breve visita a Kuta (última parada en Asia)

4-8 de febrero de 2012

Después de más de una semana de paseos entre campos de arroz, bailes, restaurantes, cafés y algún que otro festival, llegó el momento de despedirse de Ubud. Cogimos el autobús dirección Kuta (allí coincidimos con una chica española), donde llegamos en poco tiempo (la isla de Bali no es tan grande).

En un primer momento, pensamos que habíamos llegado a “Benidorm”: una playa larguísima, llena de sombrillas; muchos restaurantes no demasiado baratos, bares y vendedores en la playa. ¡Ya echábamos de menos Ubud!

Los cuatro días que pasamos allí fueron bastante tranquilos: paseos matutinos por la playa, excursiones culinarias a Seminyak (el barrio “pijo” de Kuta, con una mayor variedad de restaurantes) y baños en la piscina del hotel. Uno de los días además quedamos a comer con Dan, escritor del blog “Tropical MBA”, que leo a menudo, quien nos contó que lleva ya algún tiempo viviendo en Bali.

No podemos decir que Kuta vaya a hacerse un hueco en nuestra lista de lugares favoritos. La playa estaba sucia, los restaurantes eran caros y la comida (salvo honrosas excepciones) no demasiado buena, y los vendedores especialmente insistentes. No obstante, pasamos unos días agradables y relajantes. Nos estábamos concienciando, porque acababa nuestra aventura asiática (después de poco más de 6 meses), y estábamos a punto de visitar un nuevo continente…

3 febrero, 2012

Ya llevamos 6 meses de viaje!

Pues eso, hace exactamente 6 meses, un 3 de agosto de 2011 (¡parece que fue ayer!), volábamos a Delhi, sin tener ni idea de lo que nos deparaba el futuro.

Hoy, 6 meses más tarde, seguimos sin tener ni idea 🙂

Esto es lo que han dado de sí:

  • 7 países visitados (India, Singapur, Tailandia, Laos, Camboya, Malasia, Indonesia), todos dentro de Asia
  • 10 vuelos (eso era fácil de contar), e innumerables horas en autobuses, trenes, rickshaws, taxis… 1 paseo en elefante (ese también era fácil de contar)
  • Hemos aprendido a decir «hola» y «gracias» en cerca de 10 idiomas
  • En el plano culinario, muchos cappuccinos (algunos mejores que otros), algún que otro crèpe con plátano, zumos de futas, mucho mucho arroz y decenas de especias de las que desconocemos el nombre
  • Cientos de experiencias inolvidables
  • Numerosas charlas con viajeros y gente local

En cualquier caso, ¡seguimos con la misma ilusión del primer día!

En menos de una semana estaremos en Australia, visitando un nuevo continente, ¡seguiremos informando!

Para celebrar estos 6 meses, invitamos a todos nuestros lectores que estén en Bali el día de hoy a un plato de arroz frito con verduras y un zumo de mango 🙂

 

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