20 cosas que hemos aprendido en 1 año de vuelta al mundo
Sí, ya es oficial. Un 3 de agosto de 2011 comenzaba nuestro viaje con el vuelo a Delhi. ¡Parece que fue ayer! Aquí os dejamos con algunas de las cosas que hemos aprendido en la “universidad del mochileo”.
1. El mundo es un lugar más seguro de lo que pensamos
A veces vivimos tan metidos en nuestro mundo, que pensamos que cualquier lugar que quede fuera de nuestras fronteras está lleno de peligros. ¡Nada más lejos de la realidad! Si bien es cierto que como viajeros tomamos ciertas precauciones, y aplicamos nuestro sentido común, no hemos tenido ningún problema de seguridad en ninguno de los 13 países que hemos visitado hasta la fecha. Os podemos asegurar que las calles de Delhi no son más peligrosas que las de Madrid.
2. No debemos hacer caso de las noticias
Para muestra, citamos aquí lo que dice nuestra guía de viajes de Colombia:
“Cuando se viaja a Colombia, es mejor olvidar todo lo que se ha oído de ella, sobre todo si la persona que lo ha contado ni siquiera ha pisado el país. A pesar de que se la ha demonizado durante décadas, en la actualidad es un destino seguro, accesible y emocionante, en el que uno encuentra todo lo que va buscando….” (Sudamérica para Mochileros, Lonely Planet)
¡No podríamos haberlo expresado mejor! Quizás porque las malas noticias “venden”, les prestamos una gran atención. Y sin embargo podemos asegurar que hay cientos de miles de buenas noticias que no aparecen en los medios de comunicación.
3. La mayoría de la gente es buena
“Sí, pero yo he oído que los de xxx/yyy/zzz son malos, les roban las chuches a los niños, y devuelven las cintas al videoclub sin rebobinar”. ¡No, no y no! La mayor parte de las personas con las que nos hemos cruzado, y han sido unas cuantas, tienen buenas intenciones, y sean de donde sean, hacen todo lo posible por ayudar a los viajeros (y a los suyos). Relacionado con esto, tenemos la siguiente…
4. No somos tan diferentes
Uno podría creer que viviendo en culturas/religiones/lugares tan distintos, deberíamos tener distintos objetivos en la vida. Según nuestra experiencia, nada más lejos de la realidad. La familia, los buenos momentos con los amigos, etc. son algo apreciado en todo el mundo, en lugares tan distintos aparentemente como India, Australia o Argentina.
5. No somos los únicos haciendo un viaje similar
Incluso a nosotros, que llevábamos varios años planeando esta vuelta a l mundo, nos ha sorprendido la cantidad de personas que durante 1/3/6 meses, un año, o incluso el resto de la vida, se dedican a recorrer el mundo, muchos sin rumbo fijo, y sin siquiera saber dónde van a vivir una vez acabado su viaje (si es que acaba).
6. Cualquiera puede hacer un viaje de estas características
Nos hemos cruzado con mucha gente que, al contarles sobre nuestro viaje, su primera respuesta es algo similar a “me encantaría hacer un viaje así, pero no puedo porque (insertar nuestra excusa favorita aquí)”. Si bien es cierto que un viaje así exige sacrificios (tanto antes como durante el viaje), y que hemos sufrido incomodidades que quizás para muchos sean inaceptables, hemos conocido a lo largo de este año a gente de 18 años, de más de 70, haciendo autostop para poder viajar, trabajando durante el viaje, durmiendo en tienda de campaña, estudiantes, parados, solteros, casados, divorciados… Lo que prueba, en nuestra opinión, que salir de viaje está al alcance de casi todos.
7. No estamos tan mal
Cada vez que miramos las noticias en España, la cosa pinta peor. El paro sube, la bolsa baja, la sobrina (¿o era prima?) de un tal riesgo se dispara… Dejadme que os cuente un secreto: A pesar de nuestros problemas, ¡SOMOS UNOS AFORTUNADOS! La mejor manera de darnos cuenta de esto es, sin duda alguna, salir de viaje y comprobar de primera mano las historias de otras personas. Lo cual nos lleva al siguiente punto…
8. A apreciar lo que tenemos
Cosas que damos por hecho, tan sencillas (o no) como electricidad, agua caliente, conexión a Internet, una variedad de comida, un baño limpio… Son lujos con los que millones de personas no pueden contar, y no es hasta que llegas a un hostal en la India, y tienes que ducharte con ayuda de un cubo y un jarro, cuando aprendes a valorar lo que tienes en casa. Y no sólo echas de menos tu ducha, sino también a tu familia y amigos, las principales razones (junto a la tortilla de patatas de mi abuela) que nos hacen ilusionarnos con la vuelta a casa.
9. No necesitamos mucho para viajar
Como dice nuestra amiga Damaris, con el pasaporte y la Visa se llega a cualquier parte. Como llevamos nuestra casa “a cuestas” como los caracoles, hemos tenido que seleccionar nuestro equipaje: un poco de ropa, una bolsa de aseo y un par de aparatejos han sido suficientes para un año. Y si hubiésemos sido un poco más estrictos, podríamos haber eliminado un par de kilos del equipaje sin problema…
10. Nuevas habilidades
Andábamos con la duda… ¿Qué tal quedará en nuestro Currículum “16 meses de viaje por el mundo”? Si bien a algunos entrevistadores les puede echar para atrás, os podemos asegurar que nuestras habilidades de negociación, planificación, comunicación, toma de decisiones, gestión de riesgos etc. han surgido una drástica mejoría.
11. La comunicación siempre es posible
Si bien alguna vez nos ha tocado señalar a una planta para indicar que queríamos verduras con nuestro arroz, o gesticular un poco, os podemos garantizar que el no disponer de un idioma común no es impedimento para comunicarse. Bien es cierto que facilita las cosas (y aquí en Sudamérica, con nuestro idioma común el español lo hemos comprobado), pero podéis tacharlo de la lista de excusas! Con cuatro palabrillas de inglés es suficiente para lanzarse a la aventura.
12. Es muy fácil hacer amigos
Nos ha sorprendido la cantidad de gente que deciden hacer un viaje de larga duración solos. Y lo de solos es un decir, porque iniciar una conversación entre viajeros es la cosa más fácil del mundo. Y como todos andamos necesitados de compañía, compartir un tramo del trayecto, cenas, excursiones y experiencias es algo más que habitual. Un consejo: si uno no quiere quebrarse la cabeza, la frase más recurrida es: ¿de dónde eres? Esas 3 palabras pueden dar lugar, y nosotros damos fe, a una larga amistad.
13. De vez en cuando, deja de lado la guía de viajes
Aunque nuestra “Lonely Planet” es como la Biblia, y nos costaría enormemente viajar sin ella, de vez en cuando viene bien dejarla de lado e improvisar. ¡Puede surgir toda una aventura!
14. No es tan caro como uno pensaría
Si uno elige con cuidado sus destinos, puede vivir por unos pocos Euros al día, más barato incluso que en nuestros propios países. Quizás haya que prescindir de algunos lujos, pero eso es parte de la aventura, ¿o no?
15. Internet está presente en (casi) cualquier sitio
Para alivio de un amante de la tecnología como yo, os podemos contar que en prácticamente todos los hostales en los que hemos estado tenían Internet. Y en los que no, había un cibercafé muy cerca. Como anécdota, hablando con un viajero que estuvo en una de las 10.000 islas en Laos, nos contaba que hace 2 años, cuando él fue, sólo había electricidad unas pocas horas al día… En nuestro caso, ¡teníamos hasta WiFi en el hostal!
16. Qué difícil es aprender el español
Esto se puede ver más fácilmente en este vídeo. ¡Qué dolor de cabeza!
17. Los mejores recuerdos no siempre salen de los lugares más turísticos
Si bien es cierto que hay lugares que uno no debe perderse por nada del mundo (léase el Taj Mahal, o Angkor Wat), a veces las mejores experiencias tienen lugar en un tren, un hostal o en un mercadillo.
18. Es necesario tomar un descanso de vez en cuando
Quizás no nos creáis, pero os lo podemos garantizar desde nuestra experiencia: ¡viajar es un trabajo duro! Coordinar la salida del autobús el martes con la excursión que sólo sale los viernes, buscar un lugar donde dormir (a ser posible libre de chinches), un sitio para comer, o la manera más económica de llegar de A a B requiere su tiempo, y da más de un dolor de cabeza. Es por eso que a veces hemos decidido tomarnos unos días de descanso en varios lugares, sin otra preocupación que buscar un sitio donde preparen el mejor café de la ciudad.
19. En todo el mundo han descubierto lo que le gusta a los mochileros
En cualquier lugar, sea el continente que sea, donde hay afluencia de mochileros, podrás encontrar un menú similar (cappuccinos, brownies, cerveza), papel higiénico, ropa “local” que ningún lugareño se pondría nunca, actividades variadas (cambian según la región, pero suelen incluír: cabalgatas, trekking, tirolina, subida a tal volcán/cañón/cima/monte…). En “backpackistans” tan variados como Chiang Mai (Tailandia), Dharamsala (India), Ubud (Bali), Pucón (Chile), Bariloche (Argentina), Queenstown (la gran capital de las actividades en Nueva Zelanda) hemos podido dar fe de esto, y acompañar nuestro cappuccino de un buen brownie.
20. [En construcción]
Hemos pensado que 20 es un número más redondo, pero como a más de 3.000 metros de altura escasean el oxígeno y la inspiración, no hemos sido capaces de encontrar uno más. ¿Nos echáis una mano?
Estamos deseando oír (bueno, leer) vuestros comentarios: para todos los que nos leéis, ¿qué habéis aprendido en vuestros viajes?
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