15-27 de octubre 2012
¡Vaya! Ya llevamos dos semanas en Ecuador y aún no hemos contado nada en el blog. Quizás porque cada vez falta menos para volver a casa que el tiempo parece pasar más y más deprisa…
El viaje de Perú a Ecuador se hizo largo: 15 horas desde Lima a Piura (aún en Perú), y de ahí unas horas más tarde otro autobús de aproximadamente 8 horas hasta Loja (por suerte el paso por la frontera fue rápido). Loja no es una ciudad espectacular, pero una noche de descanso en el hotel nos vino fenomenal.
A la mañana siguiente nos dirigimos a Vilcabamba, un pequeño pueblo de unos 5.000 habitantes, que presume de tener los habitantes más longevos del mundo (lo que ha dado lugar a numerosos estudios): se dice que varios de sus habitantes han superado los 120 años de edad… Y viendo la relajada vida que lleva la gente (turistas incluidos) de allí, no parece difícil imaginarse la razón: una combinación de vida sana, poco estrés y muchas sonrisas hacen que la vida allí se convierta en un pequeño placer.
En los 4 días que nos quedamos en Vilcabamba el tiempo no acompañó demasiado: prácticamente todos los días caían unas horas de lluvia, aunque siempre tuvimos algunos intervalos de sol, que aprovechábamos para dar largas caminatas por el valle.
Después de Vilcabamba nos dirigimos a Cuenca. Por si os cae la pregunta en el trivial alguna vez, y como curiosidad, os contaremos que los habitantes de Cuenca en Ecuador, a diferencia de los manchegos, se llaman Cuencanos y no Conquenses.
Cuenca es una ciudad más grande, con muchos restaurantes y dos catedrales: la antigua, más pequeña y menos espectacular, y la nueva, de un tamaño mucho mayor con unas bonitas bóvedas que recuerdan a la arquitectura de Florencia.
Entre tanto restaurante vegetariano era difícil elegir: nuestro favorito fue el Govinda’s, donde comimos unos platos riquísimos y al que volvimos varias veces. También tuvimos la oportunidad de tomar un zumo superenergético, con germen de trigo (wheatgrass), espirulina y otros ingredientes que nos dieron un buen “chute” de energía.
El domingo, una vez ya habíamos visitado casi todos los rincones de Cuenca, hicimos una pequeña excursión a un pueblecito llamado Gualaceo, a una hora de allí, famoso por su mercado dominical. Como además hizo buen tiempo, aprovechamos para pasar la mañana junto al río tomando un helado ecuatoriano.
Tras unos agradables días cuencanos, la siguiente parada era Baños, llamado así por los baños termales que existen en la ciudad, y que son una de las principales atracciones de la zona, tanto para turistas nacionales (que acuden en masa los fines de semana) como para extranjeros.
Baños nos gustó tanto que en lugar de los 4 días iniciales decidimos alargar la estancia uno más. Además, y ya que nuestro hostal tenía una cocina minúscula, hicimos muchos amigos, de todo tipo de nacionalidades (lo del tamaño de la cocina puede sonar como una desventaja, pero en realidad es una buena manera de tener contacto con el resto de viajeros; para evitar silencios incómodos mientras cuece la pasta es de obligado cumplimiento iniciar una conversación, que en la mayoría de las veces acaba en una buena amistad, una partida de cartas a la noche y una excursión al día siguiente).
El primer día dimos un pequeño paseo por los alrededores; el segundo hicimos una ruta en bici visitando varias cascadas espectaculares (en una de ellas, el Pailón del Diablo, orgullosamente llamada por los locales “la octava maravilla del mundo”, incluso se puede llegar hasta la parte de atrás de la cascada –una vez empapado, eso sí). Al día siguiente estábamos más vagos, así que fuimos a una de las termas, donde pasamos la mañana entre baños de agua caliente.
El último día (para seros sinceros nos habría gustado quedarnos varios días más), hicimos una excursión más dura, de 4 horas, a la llamada “Casa del Árbol”, que como podéis imaginar es una casa en un árbol. Ni la casa ni el árbol son algo espectacular, pero el camino sí; desde arriba hay una buena vista de Baños y del volcán Tungurahua, aunque ese día estaba bastante nublado y el volcán estuvo escondido casi todo el tiempo.
Con mucha tristeza nos despedimos de Baños, el hostal Princesa María y de muchos buenos amigos (¡esperamos encontraros más adelante!), y nos dirigimos en bus hacia el pequeño pueblo de Quilotoa, pero esto os lo contaremos un poco más adelante, junto a todas las actividades de los días sucesivos.
Precios medios:
Baños termales en la ciudad de Baños: 3 dólares
Habitación doble en Baños: 14 dólares
Alquiler de bicicleta para un día: 5 dólares
Bus Cuenca a Baños: 7 dólares
Por Agneta:
Hej Hanna och Raul
Grattis i förskott på födelsedagen den 8 november Hanna.
Vi ses snart i Växjö under juletid.
Kramar från Neta.
Kaj hälsar också.
Por hanna:
Hej Neta o Kaj! Tack för gratulationerna!! Vi firade min dag med bad pa en karibisk strand! Nu är det inte langt kvar tills vi ses…
Kramar fran Colombia