9 – 17 de abril de 2012
¡El blog va con un poco de retraso! Hemos tenido tantas cosas que hacer y muchas veces hemos estado sin cobertura.
Tras despedirnos de nuestro amigo Rum en el aeropuerto de Christchurch, cogimos otra vez la carretera, esta vez por la costa y hacia el norte. Una vez nos quedamos los dos solos, entendimos lo que deben sentir los padres cuando los hijos se marchan de casa (el síndrome del nido vacío). Teníamos que llegar a Picton (330km al norte de Christchurch) para coger el ferry a la isla Norte tres días más tarde. Ya compramos los billetes cuando reservamos la caravana y pensábamos que 3 días para hacer el viaje estaba bien. Calculamos mal. Tres días resultaron más que suficientes para ver la costa, y fueron unos días muy tranquilos sin muchos sucesos, quizás también porque ya no teníamos mucho presupuesto para hacer actividades. Paramos primero en Kaikoura, un pueblo bonito y bastante turístico, famoso por su vida marina. Con un poco de suerte puedes ver ballenas, focas, pingüinos y albatros. Acampamos en un sitio gratuito del DOC, al lado del mar (y de una colonia de focas!).
Empezamos el día siguiente con una ruta de senderismo corta de 2h, subiendo una cima detrás del sitio de acampada. Pasamos por una ciudad no muy atractiva llamada Blenheim, centro de la región agrícola, pero desde luego no tenía mucho que ofrecer al viajero más que algunos buenos supermercados
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Esa noche acampamos en otro sitio DOC al lado del mar, y a la mañana siguiente nos despertamos con la lluvia. Ese día nos fuimos pronto a Picton, a un camping de pago y apenas salimos del camping en todo el día, ¡no paraba de diluviar! Pero la verdad es que no nos pudimos quejar mucho, durante todo el tiempo que llevábamos en NZ, no nos había llovido ningún día, y aquí normalmente llueve mucho.
Al día siguiente, las nubes ya se habían ido a otra parte y el viaje de 3h en ferry fue agradable. Llegamos a la capital Wellington a por la tarde, y tras buscar un parking que no nos llevara a la bancarrota, nos fuimos al Museo de Nueva Zelanda, también llamado Te Papa (“Nuestro Hogar”en maorí). Es conocido como el mejor museo del país y la verdad es que está muy currado. Hay exposiciones sobre la cultura maorí, sobre la historia natural, los primeros europeos y la cultura contemporánea. Es todo muy interactivo y con mucha tecnología, hay hasta un salto de puenting virtual y una casa sacudida por un terremoto. Y lo mejor de todo, ¡es gratis!
Wellington nos pareció un sitio agradable para pasar unos días pero el problema era el alojamiento. Como dice la Lonely Planet, las zonas de acampada son tan raras como el café malo. El camping más cercano a la ciudad estaba en un suburbio poco atractivo a unos 13kms del centro, y además era de pago. Al final, tras un buen cappuccino en un sitio “chic” decidimos despedirnos de la ciudad y nos fuimos 40km a un parque natural donde nos dejaban acampar por unos 6 euros. Cuando llegamos ya era de noche y no vimos lo bonita que era la zona hasta el día siguiente. Este parque, Kaitoke Regional Park, tenía varias opciones de senderismo (desde 15min hasta 6h), puentes colgantes sobre un río ruidoso y algún dato de interés para los amantes de ESDLA, ya que se grabaron aquí las escenas de Rivendell. La verdad es que hay que tener mucha imaginación para ver más que una tranquila tala de bosques, pero por lo menos nos divertimos sacando algunas fotos frikis con el cartel!
Tras un picnic por allí, seguimos hacia el norte y para “acortar” el camino cogimos una carretera de montaña de grava increíblemente sinuosa y estrecha. ¡De atajo nada! Llegamos a la reserva natural de Okaki a media tarde, con suficiente tiempo para hacer una corta ruta de senderismo por un paisaje muy bonito- más montañas, ríos y estrechos puentes colgantes. Por la noche acampamos en un sitio del DOC gratuito unos kms más al norte por la carretera principal.
El día siguiente conducimos casi sin paradas por la carretera general a Wanganui. Con 50.000 habitantes, es una ciudad medianamente grande en Nueva Zelanda. Aquí ya empezamos a notar la presencia maorí. Casi todos los maoríes (15% de la población del país), viven en la isla norte. El barrio donde nos quedamos (en un camping de pago) tenía un colegio maorí y hasta su propia marae (sala comunitaria para uso social, religioso…). La ciudad es bastante agradable, situada en la orilla del río con el mismo nombre.
El día siguiente hicimos una ruta (sobre ruedas) muy famosa, la Wanganui River Road. Esa una carretera muy estrecha que sigue el río durante unos 100kms. A lo largo del camino hay bonitos miradores, senderos y comunidades maoríes. El viaje duro todo el día y llegamos por la tarde a Ohakune, al sur del gran Parque Nacional Tongariro, justo a tiempo para una visita a la oficina de turismo antes de que cerraran. Teníamos planeado hacer la “Tongariro Alpine Crossing”, considerada la mejor ruta de un día del país, pero requiere un poco de planning.
La ruta es de unos 19kms y no es circular. Por lo tanto se necesita transporte en algún tramo. Nos advirtieron en la oficina de turismo que últimamente había ocurrido muchos robos en coches aparcados en los extremos del sendero y nos recomendaron no dejar el coche allí. Por lo tanto lo que hicimos fue coger un servicio “shuttle” por 35 dólares, un autobús nos llevó a las 7 de la mañana de Ohakune hasta el principio del sendero y que nos recogió en el otro extremo 7 horas más tarde. Es un sendero cansado, con desnivel y bastante “técnico” en algunos tramos, pero el paisaje es fantástico y con un poco de suerte se pueden ver los tres picos volcánicos del parque. El pico Ngauruhoe, (2291m) es quizás el más impresionante. De hecho, “interpretó” al Monte del Destino en las películas de El Señor de los Anillos.
Nuestro shuttle nos trajo sanos y salvos (pero con alguna que otra ampolla en los pies) de vuelta a Ohakune, donde pasamos otra noche en un sitio del DOC.
Tras esta aventura necesitábamos una ducha caliente y algunos mimos, así que la pequeña ciudad de Taupo con fuentes termales nos pareció una buena opción. ¡Pero esto es otra historia!
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