Todo lo bueno llega a su fin, y por desgracia esto aplica también a nuestro viaje.
Los últimos días no fueron nada remarcables: de Hoi An volamos a Hanoi, donde pasamos la noche en un barrio cerca del aeropuerto, nada recomendable (no porque fuera peligroso, sino porque no tenía nada interesante para ver).
A la mañana siguiente volamos a Bangkok, donde pasamos un día y medio, en el mismo hotel donde habíamos estado antes: uno de los pequeños placeres del viajero es llegar a un lugar conocido, donde no hace falta preguntar para llegar… Allí nos recibió nuestra amiga Lek con su habitual simpatía y buen humor.
Era nuestra última oportunidad en mucho tiempo de disfrutar in situ de la deliciosa comida tailandesa, así que debíamos aprovechar! Tripadvisor nos recomendó un restaurante no demasiado lejos de nuestro hotel, y fue todo un acierto, la comida estaba deliciosa! Y por si fuera poco, de postre tenían una tarta de chocolate para chuparse los dedos…
Aprovechamos los días en Bangkok para hacer compras de última hora, pasear sin rumbo por la ciudad (¡hacía tiempo que no lo hacíamos!) y coger fuerzas, ya que habíamos hecho 2 vuelos en las últimas 48 horas, y teníamos el de regreso a España partido en 3 tramos (con noche en el aeropuerto de Abu Dhabi incluída).
Cansados, algo perdidos y con un poco de jet-lag, aterrizábamos en el aeropuerto de Alicante. Habíamos disfrutado enormemente del viaje, pero una (pequeña) parte de nosotros también tenía ganas de volver a casa.
Ahora es momento para reponerse, disfrutar de los pequeños placeres que tenemos aquí, y por supuesto… comenzar a soñar con el próximo viaje 🙂
Comentarios recientes